jueves, diciembre 16, 2010

Villavicencio sin liderazgo

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Recuerdo una columna que escribió Raúl León Fernández antes de morir sobre el sentimiento de patria chica que le nacía en el corazón al recorrer la plazuela de los libertadores, o parque central. Un sentimiento mezclado de altivez y cariño en cada paso, que lo engrandecía, un sentido telúrico que lo enraizaba en su terruño. Igual, tuve oportunidad de hablar muchas veces con Eduardo Rojas en espacios de academia sobre la necesidad de pensar y proyectar la ciudad que iba creciendo y se iba ensanchando.

Supe de sus esfuerzos y gestiones en torno al Plan de Ordenamiento Territorial de la ciudad, el cual disponía un sentido de orden y proyección para que la ciudad cristalizara en una urbe amable, humana, habitable para luchar contra el caos y el desorden que la amenazaba bajo la presión crecimiento urbanos inusitados, desplazamientos, migración intensa e intereses particulares . Su visión de proyectaba en vías amplias y suficientes, en equipamiento zonal, espacios verdes y de esparcimiento.

La manipulación de alcaldes, junto a minusvalía de concejales que apenas si tramitan en repartija con los alcaldes sus intereses personales, modificaron el POT para beneficiarse con el reparto de tierras que prometían una rápida valorización, suprimieron la proyección de vías y olvidaron cualquier equipamiento zonal, lo que ha dado en una ciudad caótica, encerrada, calurosa, estridente y esquizofrénica.

El centro comercial invadió barrios circunvecinos y con aquiescencia de la oficina de planeación municipal, arrasaron con el patrimonio inmueble de la ciudad, volviendo, por ejemplo, el Teatro Condor, un galpón que sirve para parquear autos. Apenas un tenor lírico llanero, como Hernán Quintero, -que no había nacido en Villavo- alzó su voz para tratar de impedirlo pero como dicen, una sola golondrina no hace verano. La bellaquería y el sin sentido de lo público de clase política tradicional del municipio, pudo más de lo que quiso su voz.

La vía de acceso de Bogotá después de los Fundadores, es una vía estrecha que recibe toda la descarga de una troncal nacional, minada de huecos, sembrada de reductores de velocidad que la hace eterna. Los barrios tienen sus vías deshechas, llenas de trincheras improvisadas con llantas, guacales, palos, para señalizar los huecos y se pongan a salvo los vehículos que deben transitar.

Obras como el Parque de los Fundadores y la Alameda o Parque Longitudinal, están abandonados, mientras las familias, sábados y domingos, intentan pasear sin caer en las trampas formadas por la madera carcomida y desecha que ninguna entidad remplaza. Nadie le puso mano a los potreros que quedaron del arrasamiento de las plazas de mercado San Isidro y 7 de Agosto. Bienes de particulares abandonados por litigios, se han convertido en cloacas oscuras donde medra la delincuencia. Como los vivos no pueden, habrá que revivir a los que partieron y supieron soñar una ciudad.

*Docente Unillanos

jueves, diciembre 09, 2010

Dice doña Salud

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Como miembro de un especie de tour con pretensión humanitaria, del cual hacen parte una ex guerrillera, otra periodista holandesa, una más colombiana y la hermana de Tanja, Marloes Nijmeijer, dice por emisoras y altavoces doña Salud Hernández a las mujeres que hacen parte de la guerrilla: "¿A qué mujer le gustaría enviar a su hijo a la guerra?, ¿qué vida puede haber allá? Por eso está en sus manos cambiar ese futuro que está de este lado".

El primer pacto que hicieron las paseantes, fue no hacer de su campaña un “show” mediático, para que -¡No se crea!-, fueran los medios a tergiversar las cosas. Pero le pusieron nombre a la campaña: “Operación de mujer a mujer”, así, sin que tengan mucho que ver los hombres ahí y tal vez para abonar el matiz feminista que agrega puntos de justicia social, etc. Se hicieron la foto de rigor y doña Salud apareció al lado de sus compañeras con un aire de Meryl Streep en África Mía, Latinomérica Mía, Colombia Mía.

Su campaña desde “un lado”, es decir, un “este lado” donde haciendo uso de emisoras del Ejército, según ella, puede haber futuro, corre el riesgo de parecer inapropiada, superficial y mal fundada. En primer lugar, y quizás esto la excusa, la iniciativa no es de ella, sino la periodista holandesa Liduine Zumpolle. Mujer europea, algo tienen en común al fin. Sin embargo, emprender una campaña de estas “desde este lado” y no desde la neutralidad, puede llevar al resultado contrario de lo que se busca. Que las mujeres que hacen parte de la subversión, como si fuera una parte en ella de un ente articulado que se puede desmontar, no decidan hacerlo. Primero por lo infundado del odioso corte feminista del “mujer a mujer”, pues, lo que necesitamos es que hombres y mujeres dejen las armas.

Segundo, no sé si tenga en claro doña Salud, -seguramente menos la periodista holandesa- que para las mujeres pobres colombianas, la guerra (en cuerpo propio y en el de sus hijos, hermanos y compañeros) es una tragedia no escogida sino impuesta. Así que mal podrían ellas, que no escogieron entrar, puedan ahora salir. Así, como decide uno emprender un viaje, con algo de aventura y posibilidades de traer un souvenir que servirá de recordatorio del “voyage”.

Tercero, los elementos que configuran dejación de armas, no es el simple vencimiento o sometimiento de los otros, sino la eliminación de los factores sociales y económicos que determinan y originan la guerra. Una mujer pobre es víctima a través del reclutamiento que hace el Ejército, la guerrilla y el paramilarismo en sus hijos, hermanos y compañeros. Una mujer colombiana pobre, sin educación, sin salud ni empleo de los suyos le cuesta construir un futuro a “este lado” o en el “de allá” y resulta siendo víctima en ambos.

*Docente Unillanos

jueves, diciembre 02, 2010

Los míos

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

De cierto se podría decir, como quizás lo pensara Juan Rulfo, que los seres tenemos dos vidas: la de vivos y la de muertos. La primera es condición de nuestra propia existencia; la segunda, una resucitación fugaz pero reiterada a través de la memoria de otros. La una es existencia física, la otra, una entidad fantasmal, tejida de recuerdos, molida en eco y en discurrir de agua. Puede tomar forma en cualquier calle, en el reconocimiento fallido de un extraño que se aleja doblando una esquina mientras llovizna.

De nada vale correr porque a la vuelta de rostro del forastero, sufrimos la cruda revelación de lo "inexorable". Una palabra que me enseñó mi padre y que me dolió aprender, aún antes de que cualquier hecho la corroborara. Puede, igual, colarse en la entidad de un sueño que hace de lo real algo aún más crudo, intenso y verdadero, no solo en el sueño, sino aún cuando despertamos y los ojos, como ríos cristalinos, se nos desbordan.

Primero fue mi tío Alejandro, a quien no llegué amar porque andábamos ya en dos orillas que jamás permitirían acercarnos el uno al otro; pero aún lo veo respirar en apuros por su asma, mirándome detrás de unos lentes verdes con marcos de carey grueso. Tenía una forma de mirar dificultosa porque cualquier luz lo cegaba: “Hay que estudiar para que salgan adelante”, repetía.

Después se fue el abuelo Gerardo. No hubo llanto, apenas un silencio respetuoso.

Cecilia, Alberto, Hernando y Martha fueron los dedos de una mano arrebatados del corazón de la abuela Carmen Pérez que la dejaron herida de manera irremediable. Sabemos que tomó la decisión de irse porque el único dato, con voz agrietada, que daba a los médicos que la auscultaban era: ¡Es que me duele el alma!

Con Mayrita se estropeó como una pesadilla el jardín que florecía en el largo y dificultoso trasegar de la vida de mi familia más cercana.

En la Nochevieja, todos ellos, aunque no estén pululan en nuestras sienes, reviven sus voces y sus gestos en el recóndito silencio de cada uno de nosotros. De nuevo en intercambio caprichoso y arrebatado de saludos o despedidas en medio de explosiones y sirenas, vuelven y nos abrazan. De forma especial recuerdo el encuentro con mi padre que me dio muchas veces un abrazo que no lograba entender. Muchas veces lo atribuí a su estado de ebriedad, en medio de la dicha o el desconsuelo, porque era una muestra de afecto arrebatado, un fortísimo abrazo que casi me dejaba sin aliento.

Era simplemente el abrazo para fijar y luchar en contra de la semántica de una palabra que un día me tuvo que enseñar. Afuera estallaba un volador y, de la misma forma que era inesperado, se extinguían las luces sonoras de su explosión.

*Docente Unillanos

miércoles, noviembre 17, 2010

El “populismo punitivo” y otras mentiras








Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Es muy conocida la anécdota nacional de que, encaminados los pasos de algunos jurisconsultos colombianos a París con fines de una entrevista con el genio literario Víctor Hugo para ver lo que éste opinaba sobre la Constitución Colombiana de 1863, expresó con bastante pereza que se trataba de un “Constitución redactada para ángeles”. Dicho esto cerró su gabinete y los despachó. Unos quedaron con la idea de que era un elogio y otros con la sensación de una crítica.

Seguramente la duda persistió por varios años. Sin embargo, de un halago tan largo, es bueno desconfiar. Para los europeos, hemos parecido todo, menos ángeles. Así que bien pudo Víctor Hugo estar refiriéndose a una especie de “populismo legislativo”, muy al tenor de lo que se ha venido hablando hoy en día como “populismo punitivo”: la pretensión de que sólo basta la promulgación de leyes y decretos para corregir realidades torcidas.

Manuel González Retamar, refiriéndose a las leyes de indias promulgadas por los reyes de España para mitigar el abuso sobre los indios que cometían hacendados y encomenderos, sostiene que fueron hipócritas e inútiles, pues, el contexto social que auspiciaba la Corona daba para que se cometieran los abusos. Así, todo el mundo sabía que eran leyes para no cumplirse.

Venidos a los hechos actuales la derogación del decreto que establecía la promoción automática en la educación y la propuesta de Roy Barreras de endurecer las penas para los conductores que manejen bajo efecto de licor u otras drogas es puro populismo legislativo. Lo de Roy es pura emulación servil al paradigma autoritario del doctor “Varito”. No viene al caso su sobreactuación legislativa, lo que quiero considerar es lo siguiente:

La educación colombiana era tan mala antes como lo fue después del famoso decreto de la promoción automática, que fue una medida solamente para paliar los indicadores sociales de los gobiernos, como la deserción y la repitencia escolar. El contexto social educativo y las políticas del gobierno, que priorizaron el cubrimiento, dejaron el tema de la calidad en segundo lugar. La eliminación del decreto y el retorno al sistema de notas, que va a rajar a medio mundo en colegios públicos, en futuro corto y mediano, no solucionará nada sino se trabaja en la calidad de la educación colombiana y ésta se vuelve prioridad en la agenda del gobierno nacional.

Segundo, el recrudecimiento de penas para conductores ebrios, en un país donde todos, incluido el gobierno, hemos conspirado para ser una nación de reinados, festivales, bazares, francachelas, fiestas familiares y otros jolgorios públicos y privados, sólo criminalizarán la actividad del codo ampliamente estimulada por la cultura nacional y que suele derivar en tragedias. Habría que empezar a cultivar una cultura del no consumo, empezando por senadores y presidentes, que suele recibir generosas contribuciones de empresas dedicadas a la producción de bebidas embriagantes.

*Docente Unillanos

sábado, noviembre 06, 2010

Las lenguas viperinas


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

La lengua tiene una función primordial que los lingüistas llaman referencial; el lenguaje tiene un carácter simbólico y representativo de una realidad y ese carácter pesa con mucha fuerza en la conciencia del hablante. Lo cual configura, precisamente, el engaño. Es decir, se asume que todo lo que nos revela el lenguaje, tiene una directa y necesaria relación con la realidad independiente del emisor o su intención. Así, una fuente bien prestigiada, por ejemplo, puede ser la fuente de mayor mentira, como lo fue y lo sigue siendo el ex presidente Uribe, el hombre más sincero para mentir. Y un emisor desprestigiado, decir verdades, como el pastorcito, así ya nadie crea sus verdades. Como el caso de Martha Leal y otros funcionarios del Das procesos por el caso de la chuzadas a magistrados y opositores del régimen.

El presidente Uribe no sólo tuvo una relación anti referencial con el lenguaje, sino que fue una voz cantante y sonante del insulto a través de la grabación puesta al aire donde amenazaba a uno de sus subalternos: “me tiene muy verraco y le doy en la cara, marica”.

Igual, tenía una lengua que no descansaba -ni descansa ahora con miras a la Alcaldía de Bogotá- para sembrar el rumor, la inquina, inocular el malestar, meter la duda, regañar, desprestigiar y condenar con falsos apelativos. Con actitud desbordada se pronunciaba en consejos comunitarios que hacía trasmitir en vivo por el canal institucional en lo que han caracterizado los lingüistas como abuso de poder configurado en el acceso privilegiado al discurso público. Sus exponentes supinos de esta práctica, Francisco Santos y Obdulio Gaviria, enfrentan un proceso ante la justicia por una difamación semejante en contra de unos sindicalistas del Valle. Se han excusado reiteradamente a través de sus apoderados de rendir declaratoria, aduciendo inseguridad; la misma en la que no pensaron cuando condenaron con sus lenguas a quienes difieren de su dogma político.

El ejemplo más palpable de cómo ha cundido el mal y que permite medir el clima de opinión nacional, lo constituyen los foros de opinión de los diversos medios escritos del país. Establecidos para generar la expresión del lector y configurar espacios para el debate, se han convertido en cloacas para el insulto y el ultraje verbal de energúmenos.

Recién leía a alguien sensato expresarse en un foro de esos: “Basta echar una mirada a los incontables foros de internet para tomarle el pulso al triste estado de las cosas: demasiados lectores no entienden lo que leen. Curiosamente (o tal vez no tanto), los comentaristas que menos comprensión demuestran son los que con más dedicación insultan; los comentaristas que más insultan, por la misma lógica, son los que peor escriben. Y esto ocurre siempre: no hay excepciones a esta regla. Los comentaristas de una columna cualquiera, de la posición política que sea, tienen una capacidad extraordinaria para encontrar en el texto lo que quieren encontrar, aun si el columnista no lo ha dicho ni por asomo; el texto, para ellos, es un trampolín desde el cual ventilar sus resentimientos, sus frustraciones, sus manías.”

*Docente Unillanos

jueves, octubre 28, 2010

Ola de Extraterrestres


Alberto Baquero Nariño, proveniente de la Galaxia Alfa Centauri.





El Tigre Ojeda, proviene de la Galaxia Estelaris Ocañorum





El 30 de octubre de 1938, un joven escritor y dramaturgo, quien hacía sus pinitos en la CBS, en Nueva York, de nombre Orson Wells, anunció con voz grave y tensa, ante un relumbrante micrófono de la época que parecía el frente del radiador en miniatura de un Mercury, la caída de un meteorito y el arribo de dos platillos voladores. De ellos descendieron marcianos, que a todas luces, venían con la intención de invadir la tierra.
“Señoras y señores, esto es lo más terrorífico que nunca he presenciado… ¡Esperen un minuto! Alguien está avanzando desde el fondo del hoyo. Alguien… o algo. Puedo ver escudriñando desde ese hoyo negro dos discos luminosos.”
¡Y quién dijo miedo! La ciudad de Nueva York y varios estados colapsaron. Las centrales telefónicas se infartaron con personas que llamaban angustiadas a corroborar información y hubo tentativas de huida masiva hacia áreas rurales.
Se lo creían. A pie juntillas, juraban que era cierto, solo porque lo había dicho la radio.
El joven dramaturgo debió expresar excusas y explicar que se trataba de una adaptación de una obra de ficción en formato periodístico y que nada era cierto.
Hace pocos días, igual, viendo a algún familiar que no pierde la fe aún y su fuente de información fidedigna son las dos cadenas nacionales de televisión más importantes del país, registraba en silencio la información de que la Naciones Unidas, había nombrado un embajador ante extraterrestres, persona encarga de ser la primera en entrar en contacto con ellos. Presumiblemente, la directora de la Oficina para Asuntos Espaciales UNOOSA, Mazlan Othman.
Días después, la ONU, calificó el rumor de “absurdo” y negó la veracidad del diario inglés Sunday Times. La fuente presumible de información de las dos cadenas televisivas más importantes del país. Un diario amarillista británico, que ocasionalmente publica los deslices de alcoba de la corona británica, la incursiones de futbolistas estrellas con cortesanas cotizadas y los excesos de consumo de droga de rocqueros londinenses.
La Oficina para Asuntos Espaciales confirmó la designación de la señora Mazlan Othman, pero en una conferencia en la Royal Society sobre asteroides y basura espacial.
Para una sociedad como la colombiana que no lee, o cuando lee lo hace por obligación, informaciones de estas son un oráculo. E implica graves consecuencias en el caso de considerar que son ellos quienes impulsan, sostienen y orientan la opinión pública a punta de información banal, deportiva, farandulera y de belleza, mientras la información política, la más trascendental para un país, es tratada en formato de chimes por Claudia Gurisatti y Vicky Dávila.
Confiada a sus manos un función comunitaria de garantizar los roles de igualdad en una sociedad para expresar y acceder a la información, el sesgo descarado, a favor o contra de los medios, se manifiesta como más perniciosa que la privatización de las empresas de servicios, la banca o la educación.

jueves, octubre 07, 2010

Tres poietas

Carlos Pachón

Pedro René Eslava









Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

A la poesía en la región, me refiero a la de la Orinoquía, que prácticamente se concentra en Villavicencio, le ha hecho tanto mal la falta de una buena crítica como la abundancia de los malos poetas. La ausencia de una, por supuesto, se traduce en la abundancia de la otra, en una especie de relación simbiótica inversa. La mala poesía crece como yerba silvestre sin que haya una crítica especializada que la pode y haga una valoración adecuada de ella. La crítica literaria especializada es una cima a la que se accede desde una tradición llana y abundante de estudios literarios de la cual, obviamente, carecemos.

El campo queda entonces abierto, y es una invitación a transeúntes ocasionales, anhelantes del reconocimiento artístico como creadores. Y a los que sin tarjeta profesional intentamos algún género de crítica.

Como afirma Abad Faciolince, “no es que de poetas y de locos todos tengamos un poco; lo que pasa es que en el fondo de cada hombre, de cada mujer, se anida un mal poeta”. Este aserto, lleva implícito un canto de sirena que nos seduce y es pensar, así de fácil, que por obra de la naturaleza, todos tenemos un potencial creativo como poetas, cuando la experiencia y el largo trasegar de auténticos creadores demuestra todo lo contrario, que efectivamente, la poesía, es para unos pocos.
No es que se deba nacer; lo que viene al caso es cómo se es. No se es poeta por ambición, por ejemplo, como son la mayoría.

Siempre he dicho que la trampa mejor larvada por las élites criollas de Colombia para perder el potencial de inteligencia de muchos jóvenes, es haber auspiciado el paradigma anacrónico y romántico del poeta: ejercicio intelectual de máxima abstracción y retórica en medio de un entorno social conflictivo y caótico que demanda reflexión en el ensayo y la novela, por ejemplo. A los que han sucedido especímenes mutantes que recién colonizan las universidades y claustros: los intelectuales postmodernos que tascan el freno de su tartamudez citando a Heidegger y Habermas y escriben profusos textos oscuros e impenetrables que solo entienden sus madrecitas.

Saramago los retrataba: “son incontables las veces en que el conocimiento se atrinchera en los más sólidos bastiones de la ignorancia y del desprecio del conocimiento: todo consiste en usar la palabra sin reparar en ella o reparando demasiado, para que el simple entrelazo de los sonidos que la repiten ocupe el lugar, o el espacio (en un simple hueco explosivo de la atmósfera donde la palabra se aloja y se confunde), de lo que debería ser, si fuera realmente comprendido y explicado.”

Si se puede fingir un orgasmo, ¿por qué no el conocimiento?

Si la apuesta por la poesía es la simulación, por ejemplo, detrás de la ambición, los resultados son nefastos. Más les valdría ser medianos prosistas, con lo cual exalto el ejercicio de una poesía real, que suele producir las vocaciones sinceras, como reza la iglesia; las almas puras y cristalinas que no buscan otro objeto que la creación misma, así vivan como demonios en contra de los convencionalismos. Cuando ello es manifiesto, el resto de sociedad suele reconocerlo y devienen nacimientos de poetas sin fórceps. Es una especie de sacerdocio, que como se ha probado, igual en la iglesia, se ha corrompido y secularizado.

Fernando González los odiaba: “Es muy curioso observar a esos que llaman poetas, en Suramérica: borrachos casposos que se lamentan de “lo breve de la vida”, de la muerte de la novia, y que terminan vomitando sobre los transeúntes”.

En pocas palabras, a los poetas que creo es a los que son, como personas por encima de todo. Bastarán unos pocos ejemplos y adelanto que conocer algunos de ellos es un privilegio. Me refiero por ejemplo a Andrea Vergara, en volutas de reflexión sobre la escritura. De los regionales, a Carlos Pachón, buena gente a pesar de él mismo; a Pedro René Eslava, esmerado labrador de los 44 oficios del país del Orinoco, que con su apariencia de Sherk, refuerza su condición de hombre bueno; y a Vicente Casadiego, llorón y con mentalidad de sumisión, sin reparo en ofrendar su mejor vino a mercachifles a quien cree deberles. Sin embargo la flauta lírica le sonó alguna vez.

Carlos Pachón es prolífico y tiene un acierto constante. Para los lectores, comparto este poema dentro de muchos otros que considero buenos. Este no es el mejor pero develan la condición de muchos líricos de este inefable país de los que he venido hablando. Yo recomiendo Revólver y Angélica.

Encuentro Internacional de poesía

Se fueron los poetas. Vinieron al parque y contaron lo
que no pueden decir en sus casas. Se tomaron nuestro
trago, se fumaron nuestra marihuana, nos sacaron plata
prestada e intentaron sobrepasarse con las mujeres que les
presentamos.

A las cinco de la mañana uno se paró y dijo: Esta ciudad
es una mierda

¡Ah! Pero que falta me hacen los poetas.


De Pedro René Eslava, publicaría buena parte de sus “Cuarenta y cuatro oficios del país del Orinoco”, pero me quedo con el “Mi Banco”

Mi Banco

“Neoliberales del mundo: Uníos…”
D.R.A.

Hoy he alcanzado un éxito
que algún día envidiarán en “Wallstreet”:
he construido un Banco;
con dos maderos viejos y una tabla blanca,
debajo de un oloroso cadmio de flores amarillas
he construido un banco (Firts International Cadmium Bank)
Y me acomodo –como cualquier magnate-
a leer prensa mientras caen hojas y pétalos, ¡es como ver caer acciones verdes y amarillas a 25 ºC !...

Tanto como “trabajar llano” en mi chinchorro de Cumare,
así también es placentero pasar la tarde rumiando
nostalgias bajo el árbol fragante,
recibiendo las apuradas visitas de dos Canarios criollos
con cara de recién casados, o saludando pájaros N.N.
Y como en cualquier oficina metropolitana, desde mi lugar
observo como sucumbe alguna tempranera mariposa
nocturna ante las urgencias gastronómicas de un Pímparo
que la captura en el aire dejándole tornasolados
fragmentos a una frenética cumbiamba de hormigas negras…

Un buen deseo de mi Capitalismo Salvaje sería:
poseer sucursales de mi Banco debajo de otros árboles,
abrir oficinas en el bosque para leer poemas bajo las ramas
de los Araguaneyes o libros de filosofía a la sombra de las Ceibas.
Qué bueno sería deslumbrar tediosas miradas
plegándonos a la piel de los árboles,
verlos crecer para reconocer
-con aires de solterona incrédula-
el indicador ineludible de ¡como nos pasan los años!...


De Vicente Casadiego, el infaltable: Leyenda de Antiguos Caminantes, género defectuoso pero feliz.

Leyenda de Antiguos Caminantes

Consumimos este trozo de vida que somos.
Tito Lucrecio

Fueron antiguos caminantes
quienes inventaron la noche
para suspirar de ella olor a vino
y pronunciar palabras consteladas
de pájaros y sueños

Son hombres de armonías secretas
van al verano con intenciones de amar
vírgenes sabias en deliciosos poemas
las capturan en sus propias invenciones
y les dan libertad
cuando se anuncia la aurora

Yo les conozco
por su culpa he perdido lealtad al silencio
por su culpa
me he inclinado ante piezas de cofre
alucinadas
para saludar el alba
que se expande en aureolas como aroma en
delicada desnudez

Esos antiguos caminantes
son tan cercanos que
-ahora- nos pertenecen
al igual que nuestros propios sueños

A esta hora
sus depuradas manos levantan la copa
y planean su próxima invención

Allí los pueden observar
habitando también este rincón
de golondrinas acuchilladas por el viento

Todos ellos son fiel copia de un dios
que no entendemos
todos ellos alzarán la copa
y mágicamente escapará de ella una figura

Observemos

La música con hálito de fantasma
abandona el umbral de la ventana
y en ella nos transportamos
hacia una leyenda de antiguos caminantes


*Docente Unillanos

miércoles, septiembre 22, 2010

Sin tiempo para pensar (2)


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Una de las peores consecuencias que conlleva la falta de tiempo es la carencia de tiempo para pensar. La tensión del tiempo actual inhibe la reflexión. El estigma de los tiempos es el aturdimiento. La estandarización y el control de tiempo es un factor valioso para la eficiencia pero anulador del sujeto a quien vuelve un piñón del engranaje productivo.

Una conquista valiosa para las clases que logran ingresos que les permita independencia económica es el tiempo de ocio para la investigación, el arte y ejercicio del pensamiento. El valor supremo que conquistaron pueblos como los griegos, basados en un régimen esclavista, era la conquista del tiempo para los que eran considerados ciudadanos, la clase dominante, que conquistaba para sí oasis de tiempo para mirar los astros, registrar la historia y filosofar.

Las sociedades, se han establecido así en corrientes de agua de discurren a diferentes velocidad y afán.

El uso ansioso del tiempo tiene que ver con nuestra naturaleza de mamíferos. Medidos en las magnitudes de tiempo astral y del universo, nuestro tiempo es efímero. La condición de animales de sangre caliente, con una demanda urgente de energía constante nos lleva a ciclos de vida vertiginosos. Un valor divino atribuido por los humanos a los dioses es la vida eterna, independiente del tiempo. Así, los esfuerzos del hombre en la ciencia han estado enfocados obsesivamente en la consecución de energía y tiempo.

La historia de los medios de transporte es así el rompimiento constante de las barreras de tiempo y espacio. Viajamos más a prisa, comemos más rápido, hacemos más cosas en menos tiempo a través de los computadores. El tiempo dejó de ser local para convertirse en global e inmediato. Una carta era un asunto de días, meses, para decidir asuntos cruciales; hoy son mensajes instantáneos en nuestros correos electrónicos. La ciencia médica lucha a diario por prolongar nuestros ciclos de vida y elevar el promedio.

De ello se avecina un conflicto pues, en proporción, estamos transgrediendo los ciclos de la naturaleza, el amable discurrir de las plantas y la vida de otras especies. Si no sincronizamos el tiempo de la humanidad con la naturaleza vamos a romper el engranaje de una sabiduría estelar que ha determinado ciclos y procesos evolutivos caracterizados por tiempos más dilatados y que concibió nuestra misma existencia en la tierra.

Seguramente, nuestra condición mamífera, a nivel mental, ha creado en nosotros un proceder febril. Somos paranoides, obsesivos, inquietos, nerviosos, compulsivos y orientados a logro de manera obsesiva.

Hay que volver a mirar los paisajes y a caminar lento. Dejar un poco la prisa. Ni la tierra ni el universo se va a acabar mañana, a no ser por nuestra propia prisa, que nos lleva como bólidos directo a una muralla de acero y concreto. ¿Valdrá entonces más ser sociedades rápidas, o lentas?

*Docente Unillanos

miércoles, septiembre 15, 2010

Sin tiempo para pensar (1)


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Hace años leía que para hablar de países y su nivel económico, ya no eran válidas las categorías de “desarrollados” y “subdesarrollados”; ni de la polarización “norte” y “sur”; se hablaba de países con economías “lentas” y países con economías “rápidas”. Nosotros, los países subdesarrollados, los del sur, somos los lentos. No tenemos visión estratégica de anticipación, permanecemos sumidos en periodos letárgicos para la reconversión y respondemos como babosas que se arrastran frente a los cambios acelerados del contexto.

La producción a gran escala, sofisticada y robotizada de los países desarrollados, ha traído consigo un nuevo paradigma de vida: la producción y el consumo acelerado de bienes y servicios. Hasta la línea de montaje que potenció la era industrial, parece una pieza de arqueología. No hay diseño ni producción de bienes con objeto de perdurabilidad sino con intención de desecho. Producto de ello nos hemos llenado de basura. Igual, el cuerpo humano ha sufrido, y en los países ricos las tasas de morbilidad y muerte están asociadas al consumo excesivo. Sin una cultura para resistir la sobreoferta, la sociedad estadounidense, se ha vuelto obesa, obsesiva y esquizoide. Su contrapartida son los atletas que se inyectan de manera regular esteroides para maximizar su rendimiento y el consumo de coca de los ejecutivos para resistir las jornadas extenuantes de Wall Street.

Cuando la barbarie occidental infestó el continente americano los nativos fueron calificados de ociosos. Pueblos que con el tenor de los tiempos había logrado sintonizarse con los astros y el latido de la tierra, que habían logrado los máximos de sabiduría para convivir en armonía con la naturaleza, fueron tildados como hombres hechos para la molicie y la pérdida de tiempo, poco industriosos y que vivían mal. A los nativos mexicanos, todavía los siguen representando como hombres dormidos debajo de sus grandes sombreros.

El europeo traía un tábano en el trasero que lo impulsaba a no quedarse quieto, a explotar todos los recursos de manera intensa hasta deforestar y agotar las minas; no le importaba moler en ella la vida miles de indígenas o de negros traídos como racimos desde el Congo. Una inhumanidad se agazapa en la aceleración de los tiempos. Viendo los mamos koguis de la Serranía de Santa Marta mascar su coca con parsimonia filosófica entiendo su género de vida, frugal y sosegado, y por qué, al resto del mundo, nos consideran “hermanitos menores”, gente alocada.

Las novelas que se escribían en el medioevo eran densas y de gran número de páginas porque la gente disponía de dilatados tiempos para disfrutar la lectura. Hacer el amor tenía también su resiliencia. Era un juego de tiempo con preámbulos de grandes cenas y copioso consumo de vino. Hoy, cuando se lee en soporte digital y físico se dispone de poco tiempo; un artículo no debe superar la cuartilla. Se calcula que una persona promedio atiende una sobreoferta de diarios y revistas y no dispone de más de 15 minutos para leer e informarse. Igual, el hombre se ha vuelto un eyaculador precoz que ya fue y volvió mientras ellas apenas vienen. ¡Es que no hay tiempo!, nos defendemos hablándole a la psicóloga, que mira el reloj de vez en cuando.

*Docente Unillanos

viernes, agosto 27, 2010

Los pitingles


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Agosto, que por tradición ha sido denominado el mes de las cometas o los pitingles me hace pensar en los niños y en una especie de indigencia en la que ha caído la infancia. Las pitingles, eran como mensajes multicolores de papel de seda y verada que se echaban a volar al cielo, y eran sobre todo manufactura hogareña que se construía con esfuerzo propio. Primero, y eso todo niño lo sabía, se espera agosto y las corrientes de aire cálido que convertían este mes en el tiempo de la aeronáutica infantil para desplegar diseño, colores y formas.

Era preciso emprender correrías a los caños, coger la verada, seleccionarla, cortarla con una milimetría precisa, preparar el engrudo, tensar la estructura en hilos y pegar con esmerado cuidado el papel de seda. Finalmente, se le ponían los “aires” y dotados de madejas de hilo calabré en medio de carreras y especulación de marinero respecto al aire, se echaban a volar al cielo.

Ver y sentir que la cometa se elevaba, cabeceaba y nos pedía hilo era una experiencia indescriptible. El cielo se llenaba de cometas y colores y en la otra parte del hilo había un niño orgulloso de su hacer que había superado toda la ingeniería infantil de construir su propio pitingle y de que éste efectivamente volara.

Recién he visto niños de la mano de su madre o padre hacer una transacción simple en un parque y comprar una cometa elaborada a la que el vendedor encima una madeja menguada de hilo que uno sabe, es insuficiente para que la cometa vuele. Los niños suelen abandonar muy pronto su cometa que termina en pocos días en algún escaparate como un pájaro sin vida.

Como este, existen múltiples ejemplos del empobrecimiento del entorno infantil. Según Rocío Gómez y Julián González, investigadores de la Universidad del Valle, la modernidad ha pasado su cuenta de cobro y ha empobrecido la infancia de múltiples formas: la televisión, los videojuegos, el internet, el crecimiento en hogares estrechos en conjuntos cerrados, y la pérdida de los oficios domésticos, ha condenado a nuestros niños a dinámicas de pasividad y ensimismamiento.

El hogar de antes era un centro de manufactura, convivencia e interacción entre sus miembros que estrechaba lazos, estimulaba la comunicación y generaba un auténtico clima hogareño: casi todo se hacía en casa, entre abuelos, padres e hijos: se cosía y zurcía la ropa, se molía el maíz y se hacían las arepas, se fabricaban los juguetes, se elaboraban conservas. Hoy, todo se pide a domicilio o se compra en el “Super” de la esquina y en el centro de la sala se entronizó la Tv.

En países desarrollados y rebosantes de tecnología, los niños han caído en extremos de convertirse en especies de “clochard”; sumidos en sus cuartos, pasan días sin bañarse, renunciando a ir a la escuela y postrados en el mutismo, mientras contemplan desapacibles la pantalla interactiva de un videojuego.

*Docente Unillanos

sábado, agosto 14, 2010

Los “a prioris”


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Pocas veces encuentra uno autores que de vez en cuando proclamen algo nuevo bajo el sol. Dentro de ellos, de manera reciente, he hallado a Umberto Maturana. Con un parecido físico a Charly García pero sin porros en la cabeza, Maturana es de una lucidez feliz y desafiante. Se declara especialista en quitar anteojeras y su arte mayor es derrumbar paradigmas. Dice que hay que andar con cuidado con la gente asnal donde abundan los burros con anteojeras, que al ser limitados en su visión, lograr permanecer tranquilos al lado del barullo del tráfico que los puede encabritar.

Enfila, por ejemplo, contra el paradigma occidental que proclama la racionalidad del ser humano por encima de cualquier otra condición humana y que subvalora, a la vez, la dimensión emocional en el ser humano: “Decir que la razón caracteriza a los humano es una anteojera, y lo es porque nos deja ciegos frente a la emoción que queda desvalorizada como algo animal o como algo que niega lo racional”. Y remata: “todo sistema racional tiene un fundamento emocional”. Lo cual quiere decir que en el mayor de los casos, cuando defendemos sistemas de valores, ideologías, corpus de saber y otros sistemas racionales lo hacemos sobre el sedimento acuoso y oscuro de lo emocional. Los discursos, el aparato racional, funcionan para justificar o enmascarar el fundamento emocional.

Así, hace uno años, ser liberal o conservador, era un asunto de herencia afectiva, una tradición de familia que celebraba el pasado épico del abuelo o abuela que se había batido en la guerra de los mil días. Igual pasa con las ideologías religiosas, trasmitidas en premisas recibidas “a priori”, y sustentadas en la reiteración irreflexiva, en el marco del boato y el ritual, de profunda dimensión emotiva y emocional.

Es preciso, antes de estar dispuesto a oír, debatir o aceptar ideas de otros, que aceptemos al otro desde lo emocional, la simpatía, afinidad o afecto. Los estudiantes suelen cerrarse al saber del maestro que no quieren y abrirse ante al conocimiento prodigado por el maestro al que sienten afín. En casi todos los casos, la justificación de una decisión de compra está basada en la emocionalidad, hacia donde dispara toda su batería publicitaria el mundo del consumo.

Sostiene Maturana que cuando se desencadenan discusiones, si se comparten las premisas de un sistema racional, a los sumo podrían llamarse “desacuerdos”, como diferencias triviales entre copartidarios; pero cuando se trata de premisas fundamentales de sistemas racionales diferentes, el desacuerdo pasa a ser una amenaza, “ya que el otro le niega a uno los fundamentos de su pensar y la coherencia racional de su existencia”. Asegura Maturana: “Por eso existen disputas que jamás se van a resolver en el plano en que se plantean”.

Implicarían antes de un diálogo, construir y compartir un sistema racional fundado en la emocionalidad de aceptación del otro compartido por las partes en disputa para lograr acuerdos.

Frente al compás de diálogo abierto por el gobierno y propuesto por la guerrilla, podríamos concluir: si no se logra construir un sistema racional basado en premisas compartidas: como ser todos colombianos, refundar un Estado moderno, equilibrado y en paz, no habrá jamás ni diálogo ni acuerdo; y en cambio, sin duda, prosperará el nuevo frente nacional, que une con facilidad a la clase política dominante en torno a premisas como la corrupción, el clientelismo y la exclusión de hace cincuenta años.

*Docente Unillanos

jueves, julio 29, 2010

Tres cuatros

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Hay dos tipos de cuatristas en los conjuntos llaneros, interpretes diestros de un instrumento de la música llanera que ha sido considerado menor. Están los que irrumpen y permanecen como buenos cuatristas, dándole textura y soporte al arpa o la bandola en la ejecución de la música llanera. El cuatro, siendo un instrumento muy modesto, que parece acallarse cuando se despliega el arpa, cumple la función de darle cuerpo a la música del llano, así uno no lo sienta. Es necesario hacer un poco de esfuerzo para escuchar su presencia galopante fundida con la melodía. El segundo tipo de cuatristas son los que vuelven el cuatro, tradicionalmente de acompañamiento, un instrumento de solista, que revuela como un pájaro y se despliega en melodías rápidas y precisas.

Isaac Tacha, Gonzalo Lizarazo, Carlos Flórez y Beco Díaz, por ejemplo, son excepcionales intérpretes del cuatro. Sin recavar en la modestia de monje cartujo de Isaac Tacha, es de reconocer su virtuosismo en el cuatro, de la mano de cual, ha dado en composiciones de dos himnos reconocidos por su belleza arreglística e instrumental, como son los himnos de Villavicencio y del Casanare. Viendo las fotos de cuando se inició y era un muchacho del delgadez e idealismo quijotesco –hace su tiempo, claro está- pocos podían anticipar lo que le sacó al cuatro, haciendolo hablar, gemir y desplegarse como instrumento solista. Hace unos años dio un concierto memorable en el Auditorio León de Greiff, en Bogotá, en las épocas de síndico de Alberto Baquero en la Universidad Nacional.

Gonzalo Lizarazo es más modesto pero en sus manos el cuatro suena con un sabor inconfundible, exquisito y preciso.

Carlos Flórez es una vedette con el cuatro. Como instrumento lo llevó a extremos insospechados. Agregándole unos trastes, lo hace hablar y recitar –al cuatro- como lo hacía de palabra el poeta Eduardo Carranza en los Jardines de la Ahlambra. Es decir, con un virtuosismo excepcional. Hace años, cuando la cultura en el Meta no había sido presa de los mercachifles y se llevaba a la feria del libro en Bogotá una delegación decorosa a representar al Meta, Carlos Florez daba unos conciertos que dejaba fríos y pasmados de la emoción a quienes los escuchaban.

Finalmente, hace poco tuve la oportunidad de conocer la obra de Beco Díaz, otro cuatrista excepcional para fortuna del llano aunque se haya ido muy pronto. Transitó con toda calma por los caminos de Isaac Tacha y Carlos Florez, presentándose como solistas instrumental con la Filarmónica de Bogotá, y legó para la posteridad un trabajo como fundador y director de dos agrupaciones infantiles de música llanera: Coral Infantil y Juvenil Cantaclaro y Ensamble de Arpas: Semillas de Cubarro.
Hace poco vi las agrupaciones que dejó establecidas presentarse en el Simposio de Historia Colombo Venezolano. Sin duda, sus semillas plantadas, perdurarán.

*Docente Unillanos

viernes, julio 16, 2010

El Cristo de espaldas

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Mientras haya iglesia y haya curas practicantes del celibato, habrá abuso y violación de menores. Esa es una realidad incontrastable con la que se acuesta la gente decente de este católico país, la gente de bien, que va a misa cada domingo y a la que un cura, con su mano pedófila, deposita en su boca y sobre el piso de su lengua una seca e insípida hostia con el fin de comulgar y purificar el pecado. El primer argumento pusilánime, cómplice y complaciente es de que “no son todos, son unos pocos mientras los descubren”.

Se aduce a través de este argumento, que no se puede aplicar a toda la congregación de hombres y mujeres en abstinencia contra natura, sino que es atribuible a casos aislados. Sin embargo, un rosario de casos aislados que revientan por todos lados parece ya una directiva institucional y corporativa, de doble moral, que no ha querido asumir una discusión a fondo sobre las desviaciones que lleva implícitas la práctica de celibato que impide llevar una vida sana y el disfrute de la sexualidad desde la orilla elegida, sea cual sea. No es que a los curas les sea impedido que sean maricas sino lo que se quiere atajar la trasgresión y la violación que hacen sobre menores, víctimas vulnerables sobre las que hace presa de manera preferencial la vocación utópica de santos tras de la cual se arropan los miembros de las congregaciones eclesiásticas.

La verdad, poco importa que la iglesia sea una grey anónima y a lo mejor mayoritaria de la población LGTB, sino la vulneración de derechos de los menores, haciendo abuso de su posición privilegiada de guías espirituales de una sociedad que ha depositado en ellos sus mejores votos de confianza. El Papa Joseph Ratzinger, antiguo prefecto para preservación de la fe y la doctrina, se ha venido lanza en ristre contra organismos de justicia de diferentes países que llevan causas contra la pedofilia, prefiriendo sobre los derechos de la infancia, el sueño de pecados insepultos de obispos desenterrados.

Y argumentan para defenderse, que el abuso de menores se da en muchos ámbitos, no exclusivos la iglesia, como la misma familia, reductos escolares y otros. Argumento majadero y socarrón para no asumir la propia responsabilidad, mirando de modo complaciente el mal ejemplo de otros para lavar la propia culpa. A prevenir el abuso y la violación de menores debería dedicarse la iglesia desde los púlpitos para que ni maestros, ni familiares ni otros sujetos se atrevan a vulnerar los derechos de los menores y su sagrada infancia.

Es por ello que está bien que iniciativas como la de Rodríguez Zapatero en España, corten de tajo la connivencia entre Estado e Iglesia. Los hicieron al fin, después de trescientos años de que otras naciones desarrolladas de Europa lo establecieran con el surgimiento de los modernos estados nacionales. Entre las órdenes que se destacan en la nueva Ley, está la de desmontar los crucifijos de las aulas, para ir derrumbando la imaginería beata y de superchería que se cuela en ámbitos educativos y de formación.

*Docente Unillanos

martes, julio 06, 2010

La mirada de Medusa


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

De forma general, más o menos todos recordamos el mito de Medusa, una de las tres gorgonas cuya cabellera era un nido de víboras y que petrificaba con la mirada. Sacrificada por Perseo, se cuenta que dio origen a los corales del Mar Rojo que se formaron con su sangre salpicada, de cuyas gotas, habían saltado a su vez, en los desiertos del Sáhara, serpientes venenosas. Para rematar el mito, se dice que una vez decapitada, del lado izquierdo de su cabeza manaba un veneno mortal y del lado derecho sangre que era capaz de resucitar a los muertos, de la cual fue beneficiario el médico Asclepio por parte de la diosa Atenea, quien fue última dueña de la mortal cabeza.

Refieren las fuentes antiguas que el valor de Medusa, es decir, su capacidad para petrificar, se dio cuando perdió su cuerpo y fue separada su cabeza, y que era utilizada para vencer a los enemigos. Así pues, infería una muerte no sangrienta, por solidificación, lo que hacía que lo que destruía se mantuviera en imagen, remedos de “esculturas” que alguna vez tuvieron vida, especie de memoria viva y muerta de los que habían sido los hombres cuando estuvieron vivos y los rodeaban los hechos y las circunstancias. Igual, de manera curiosa, su sangre manaba a su vez veneno, sustancia para matar otra vez, y sangre que resucitaba, o volvía a la vida.

Para el caso nuestro, la historia nacional registrada por la mirada de Medusa, es una historia deplorable, empobrecida, reducida. Es la historia de las academias demasiado apegadas al discurso oficial, demasiado solemnes, constructoras del discurso con base a la cita de la cita, imbuidas en el protocolo y el boato academicista.

Cuando se trata de transitar por la historia nuestra se descubre un paisaje petrificado por una mirada de Medusa; es decir, nos hallamos ante una historia nacional, que repetida año tras año, de escuela en escuela, a partir de un primer texto que redactaron Arrubla y Henao, nos legó una historia almidonada, cursi y bastante falsa.

De otra parte, y usando argumentos más actuales, la historia es un discurso de especialistas que entraña un poder del cual están proscritos quienes no tienen el tiempo ni la formación para acceder a la disciplina, tema ampliamente trabajado por Van Dijk en su Análisis Crítico del Discurso.

El poder que representa hacer la escenificación del pasado y establecer la memoria para un pueblo no es poca cosa. Se sabe por ejemplo, que muchos gobernantes y tiranos, han designado historiadores de oficio para registrar una memoria de los hechos favorable a sus intereses. Incluso, han modificado hechos registrados y los han adaptado con el fin de legitimar la usurpación de poder que los ha llevado al gobierno.

Igual, en nuestra esta historia nacional nunca aparece “pueblo”, a no ser como borregos, actores extras y circunstanciales que llenan el escenario en cuyo centro se destacan criollos de patillas que se sacrifican por la patria. Nunca aparecen indios liderando –que los hubo-, ni se ven negros en plan de mártires. Las mujeres son de arrebato y después desparecen discretamente de escena. Las que permanecen son caracterizadas por ser chismosas, intrigantes y ambiciosas.

De la historia nacional que se honra en este bicentenario, lo ha que surgido es una nación marcada por el desequilibrio, la injusticia, la pobreza y el atraso. Por ello es persistente el fenómeno de la violencia aún “habiéndose extinguido las ideologías”. Basada en el engaño y la traición reiterada de los que han gobernado la nación, y la respuesta insurgente que desde los comuneros, no ha podido consolidar procesos de organización que los lleve a constituirse en una opción real y alternativa de gobierno.

*Docente Unillanos

jueves, junio 24, 2010

Bajo el Signo de Caldas





Bajo el Signo de Caldas, es producto del trabajo de tres años de paciente investigación sobre la historia de país. Surgió a raíz de la necesidad por parte del autor de entender la dinámica de violencia que ha signado al país desde sus orígenes hasta nuestros días. Colombia es un país sui generisen el contexto latinoamericano y es un fenómeno aberrante deviolencia crónica.

Quizás sea en la historia,rastreando sus claves, donde podamos hallar las fuentes de
conflicto, la detección de las furias, para poder sosegarlas y someterlas a procesos de solución del conflicto por vías menos sangrientas.

Fragmentos:

“El veinte de julio no pasó nada. Alguien escribió esa historia y la hizo circular. Y el gobierno decretó que se enseñara en las escuelas y los niños aprendieron a repetir la fábula hasta que al fin, de alguna forma suspicaz quedó incorporada a la historia la fecha. Ni Llorente ni los tales hermanos Morales existieron, mucho menos el tal florero que mientan. Porque, habiendo tanto en cada casa, quién se iba a agarrar por un bendito florero”.

“No fue por un florero: fue por un ramillete”.

“¡Pior!”

“La verdad el que maquinó todo el asunto fue el sobrino del sabio Mutis, Sinforoso Mutis, que era muy rebelde desde joven había estado preso en Cádiz. Se necesitaba inteligencia para cranearse algo así. El estuvo toda la noche en la reunión esa del cabildo abierto redactando la tal Constitución que revolucionaba el país pero dejaba todo tal y como estaba. Imagínense no mas, que al tal virrey Antonio Amar y Borbón lo nombraron jefe de la nueva junta de gobierno, y su acto de posesión estuvo bendecido por los obispos y todo el clero que había apoyado el régimen anterior”.

“Lo del veinte de julio fue una asonada de señoritos, esa es la verdad. No hubo ni un disparo, ni un muerto, como había sucedido 28 años atrás, con la revuelta del mestizo Galán. Apenas envalentonaron a un poco de vecinos y los sacaron a las calles y como el régimen estaba tan debilitado y confundido, cedieron a sus pretensiones. No se compara con los veinte mil hombres que Galán había traído en medio de la lluvia y el barrial desde el Socorro hasta el Mortiño, cerca de Zipaquirá, y que hizo temblar a Santa Fe por dos meses. Igual, de todos modos, nada cambió; pero las cosas le fueron resultando caras después cuando se vino la represión”.

“En caso de que hubiera habido una revolución el 20 de julio, eso, nosotros la gente de la tierra no nos sirvió de nada. Dicen por ejemplo, que el libertador Hidalgo en México, declaró abolida la esclavitud y eso es una revolución. Aquí en cambio no pasó nada. El blanco siguió siendo el blanco, el cura confesando a las damas y los esclavos siguieron siendo los esclavos, pese a que nos juntamos en San Victorino y tratamos de resistir”.

“¡Mi verriondera era que ya nadie compraba turmas! El mercado otra vez ahí, otro viernes, y sin venderse. La bestias otra vez ahí amarradas, esperando a que las cargaran con lo mismo que habíamos traído”.

“Pa’ verrionda la Encarnación, que atravesó a puñal al artillero que se supo burlar de su honra y de su amor. Mujeres verracas ese par de calentanas”.

“Una era mulata y la otra calentana y un académico andaba dizque enamorado de ambas”

“Si yo fuera peliar lo había hecho por la Suprema de San Victorino. Pero don Pey y don Varaya encarcelaron a don José María Carbonell que al parecer sí estaba con nosotros y al zoco fue a dar. Le dieron cárcel porque torcía las cosas pa’l pueblo. Porque lo que más le preocupaba era la justicia que en estas tierras no reverdece y nos amola a todos. Disolvieron la Suprema de San Victorino y las ansias del pueblo quedaron del todo truncadas.”

martes, junio 15, 2010

Los tigres enterrados

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Después de una derrota tan contundente como la que padecimos los verdecitos –¡estábamos biches!- solo nos queda sobarnos el cogote, unos con otros, echándonos cremita. Tendremos que conformarnos con ser miembros de la selecta minoría en oposición que piensa bien este país pero pierde siempre en las elecciones. Que es como haber decidido ser hincha de la selección Colombia de futbol, para ver cómo es derrotada siempre en las eliminatorias y nunca logra clasificar a un mundial.

Nos tendremos que tragar el cuento de Maturana de que perder es ganar y hacer barra por consolación y nostalgia a Brasil. ¡Qué consuelo! ¡No perdimos, solo entramos de primeras después del ganador!

De pasada aviso a los contertulios que mi mayor alivio este lunes después de que pasen las elecciones será que me dejen de mandar correos reenviados convenciéndome porque debo votar por Mockus y aborrecer a Santos. No me sirvieron para nada. Pero al menos les dio la ilusión a los que los mandaban que hacían algo.

Claro, vaya uno a saber cómo fue que se movilizó esa maquinaria corrupta empotrada en el gobierno durante ocho años, liderada por un hipócrita con cara de acólito, lleno de resentimiento. Al menos no subió otro de su corte, de su misma simulada y perversa hipocresía como Andrés Felipe Arias que ya estaba embalado para la sucesión.

A lo sumo, este próximo domingo lo que se podrá hacer en medio contabilizar el descontento que de pasada legitime un proceso eleccionario mendaz. ¿Cómo puede un gobierno corrupto, expresión de un Estado corrupto organizar unas elecciones no corruptas? ¿Siendo la base electoral, mayorías cautivas por vías del empleo oficial y programas de mendicidad social donde la mitad de la población padece la pobreza y el desempleo?

De pasada, la izquierda demostró la incapacidad para comprender y actuar en coherencia con el tiempo histórico. Petro, el ególatra, al que creía inteligente pero con una cara de estúpido bien administrada, resulto siendo realmente estúpido con una inteligencia mal administrada. Fuera de que sacó la mitad de los votos que sacó Carlos Gaviria, es decir, redujo a la mitad los votos de Polo, quiere, -¿quién sabe si sus correligionarios doctrinales del M, el maoísmo y otras disidencias lo sigan?- hacer que la izquierda de abstenga de participar el próximo debate para pavimentar la ancha avenida por la cual marchará Santos el próximo domingo para coronarse campeón del clientelismo en Colombia. O sea, un Polo que ni siquiera será contado. No dio un solo argumento sesudo, contundente, argumentado para no adherir a Mockus por la vía del voto de simple opinión.

De pasada, Mockus se desdibujó diciendo sandeces y queriendo parecer uribestia para congraciarse vaya uno saber con quién, después de que la había embarrado con los médicos y otros sectores de opinión con su discurso tartamudo y errático.

Mejor, dicho, como dicen, ¡apague y vámonos! A retomar los libros y el estudio porque quizás el único camino honesto y posiblemente fructífero sea la academia. Ni verdecitos, ni amarillitos y menos naranjitas.

*Docente Unillanos

martes, mayo 25, 2010

Por la ley de descarte

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Ya que no pueden gobernar los filósofos el mejor gobierno sería que no existiera ninguno. O al menos, que existiera en su mínima expresión ya que el sentido alto de la “política” se ha degradado tanto. Puestos en la encrucijada de escoger alguno, el único remedio que existe es, a través de descarte, ir quitando lo más malo a ver qué queda.

Tres de los candidatos son opción continuista. Dentro de los tres, dos de ellos de clara de tendencia clientelista y representantes de las formas más tradicionales de hacer politiquería en el país: Santos y Nohemí. Y la tercera, con pretensiones de extrema derecha y falangista que no cuajó: Vargas Lleras. Peor es posible.

Santos ha jugado con las formulas más mañosas, que él llama “picardía” -que viene de pícaro-, y recogió a regañadientes el testimonio de Uribaco, quien ha mostrado reticencias para acompañarlo. En su campaña han estado tan desesperados que no le ha importado pedir en extradición hacia el país toda clase de delincuentes para que apoyen y rediseñen su estrategia para asaltar el poder.

Una tercera opción de las tradicionales clientelas partidistas que juega a ser de centro es el partido liberal, detrás del rostro de virgen dolorida de Rafael Pardo. Su indefinición de imagen -quiso hacer de logo rojo del partido liberal una colcha de retazos- y una oratoria tartamuda no logra reconquistar las antiguas y mayoritarias huestes liberales del país. El país cambió y ellos no lo supieron.

Petro es quien mejor habla y se muestra más consistente en el discurso. Sin duda, sería la opción a elegir. Pero no ha sido igual de consistente ni coherente su accionar clientelista como lo demostró su juego de ajedrez para empujar a sombrerazos a Carlos Gaviria de la presidencia del Polo y apoyar la elección del actual procurador: una caverna que se ha dedicado a atacar todas las causas y desarrollos legales de un país que luchan por salir del oscurantismo. Petro, aún no ha dicho una palabra al respecto.

Queda Mockus. Imprudente, o incauto o que desvaría. Como lo que dijo acerca de la remuneración de los médicos. Su merito, frente a un país hastiado de corrupción, falsos positivos y chuzadas, está en ser una opción real de cambio, demasiado real para los uribestias. Tiene la ventaja que representa una opción plural, que no tiene ningún otro de los candidatos, pues tiene dentro del rancho tres elefantes más con los que tendrá que acomodarse: Peñalosa, Lucho Garzón y Sergio Fajardo. Una nómina de lujo de entrada. Lo cuales, podrán contralar sus lances de iluminado y cierto despotismo ilustrado que exhala.

*Docente Unillanos

miércoles, abril 28, 2010

El viejo “Julius”

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Varios de nosotros, los que nacimos del 60 para adelante, pensábamos que la “violencia” había sido cosa de los abuelos y no un asunto nuestro. Nos creíamos afortunados porque pensábamos, de manera ilusa, que habíamos tenido la suerte de nacer después del horror de la violencia bipartidista del 50, la cual se había desatado a partir del magnicidio de Gaitán.

No fue así. Por el contrario, la violencia azotó con más furia. Nuestra generación fue marcada a hierro candente no solo con uno, sino varios magnicidios: Pardo, Bernardo Jaramillo Ossa, Luis Carlos Galán, Pizarro, Antequera, Manuel Cepeda. A nivel regional les cegaron la vida a Pedro Nel Jiménez, Betty Camacho, Kovacs, María Mercedes Méndez y Josué Giraldo Cardona, entre otros, acribillado en el barrio Villa María frente a sus dos hijas. Eso sin contar las masacres que se vinieron en serie, como las cuentas de un rosario, partiendo de la toma del Palacio de Justicia, las masacres de Tacueyó, El Aro, El Salado, y Mapiripán. Los ejércitos irregulares de la guerrilla y el paramilitarismo se establecieron y arreció la violencia en todas las direcciones. Hasta el presente, que como lobo oscuro se botó a las barriadas pobres con el nombre de “falsos positivos”.

A cada uno nos ha tocado un bocado obligado de violencia. Mi primo-tío Alberto Pérez, asesinado por la guerrilla de las Farc, en La Carpa, por recibir ayuda del Estado para construir una escuela. Y por supuesto, el viejo “Julius”, Julio Daniel Chaparro Hurtado, el poeta de Árbol Ávido. A quien conocí una tarde en la normal, en una semana cultural, haciendo fonomímica, jalándole al teatro con Chivatá, y leyendo hojas sueltas con alarde y el gesto despeinado de un poeta. Apenas teníamos doce o trece años. Tenía buena voz porque la había heredado de su padre, Héctor Julio, y profesaba un amor entrañable por su madre. Sus hermanos menores, eran su orgullo y así conocí a Magaly y el “La Chasson de Roland”, a la postre, un joven tímido que no dejaba de mirar a su hermano mayor con curiosidad de ver tal vez ese ánimo tan levantisco.

Creo que el “Roland” aún no ha depurado su timidez y, según los críticos de sus escritos publicados en varias revistas internacionales, se esconde a veces detrás de documentos crípticos, los cuales, para leerlos, hay que hacer cursos avanzados en la hermenéutica de Heideggeer y Schopenahuer. Y otros más de Habermas para entenderlo.

El “Julius” marcó nuestra generación en dos sentidos. Las ganas profundas de vivir, de gozar, y, un sentido fatalista por un tema que no logramos espantar del todo, el tema de la violencia. Tan difícil de evitar porque está pintado en las paredes de la mayoría de pueblos de este país. Esto último lo llevó a iniciar un proyecto de reconstrucción de las cuatro masacres que al momento (1990) habían marcado el decurso del país. Lo cual lo envió al vórtice de la violencia que lo arrastró.
Hace 19 nos llegó la noticia de su muerte. Súbita, como una puñalada en un costado. Y aún, nos sigue lacerando con una nueva realidad que se venido levantando en los últimos años en el país, como una ola, dentro y fuera, que reconocen muchos organismos internacionales de derechos humanos denominada, impunidad.

*Docente Unillanos

jueves, abril 08, 2010

Pelucas, incienso y política

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Prendo el televisor: es, o sería (no lo pudo imaginar) el sueño dorado de un espectador de teatro que arriesgaba su vida en el medioevo sentado en un retablo para ver un drama elevado o una burda comedia. Había empujones, sudor y piojos, pero bien valía el espectáculo que hacía saltar las lágrimas de risa, conmover profundamente, o simplemente, ver representado en un tablado la estupidez humana. Hoy solo basta apretar un botón del control, e ir de una canal a otro, paseándose por la dramaturgia actual. Novelas mejicanas, que consagran el género domestico de la bobería amorosa; comedias románticas gringas para evidenciar la decadencia del cine hollywoodense con carcajadas en off.

De pronto salta un desfile de saltimbanquis en Bogotá presidido por una peluca roja y un par de piernas. Cambio de nuevo, o “zappeo” como dicen, y aparece el Chuky Santos en Popayán, y en otro canal, con cara de virgen dolorida, Rafael Pardo cargando un paso de la Semana Santa. Comprueban los dos, de manera enfática, en lo que devino el liberalismo del país, -el partido de Gaitán o lo que queda-: vistiendo santos como viudas y en rituales confesionales donde, esta vez, no se aparecieron ni los godos.

No tienen tiempo porque anda agarrados por la dignidad de un partido que lo que ha sabido hacer es arrastrarse de rodillas por el camino de su salvador, el señor del Ubérrimo, que quiso encarnar la sagrada trinidad de los poderes del Estado. Ella, la dama camaleónica que ha sobrevivido a todos los regímenes lo trata del ladrón en la W. El Pincher pierde la consulta y decide cobrar caro la adhesión: pide que ella se retracte. La dama cambia de color –le cuesta poco- se pone azul, roja, amarilla pero decide que el costo de echar reversa esta vez es muy alto para su credibilidad. Todo el mundo sabe que el uribito o pincher, lo que es, es una ratita agrosegura y esa evidencia incontrastable hace que uno diga como Galileo, “pero se mueve”.

El romance de Mockus y Sergio Fajardo, que subió el ranquin de la audiencia entre la población LGTB: lesbianas, gays, transexuales y bisexuales, se acercó bastante a la alta dramaturgia seriada de la televisión venezolana. ¡Quién olvida el culo limpiamente exhibido de Antanas en el auditorio León de Greiff de la Universidad Nacional! Hasta apareció Ricky Martín saltando del closet. El parricida Petro, a quien su mujer no le pone la corbata por la mañana sino que lo ahorca, luce solo, esperando quién se fije en él. Nada. El color amarillito se le destiñó y ya es casi invisible. Su intrepidez política puede llevarlo a un acuerdo con Vargas Lleras, la ultraderecha del uribismo. ¡Ojo!

Al final voy y revuelvo mis lecturas: y repaso a García Caclini quien escribió respecto a la teatralización del poder: “toda política está hecha, en parte, con recursos teatrales”. Con repertorio fijo, escenarios claves, gestos y palabras estudiadas, donde el pueblo se trasmuta en público, y a través de esa escenificación, esta integrado a la vida pública, pero con exclusión de las decisiones efectivas de poder. Serán dos meses más, hasta mayo que sean las elecciones, para ver desde la comodidad de la sala en pantallas de plasma el espectáculo circense.

No se confundan si algunos personajes, interpretan contrapuestos papeles y dicen nuevos parlamentos, como Angelino Garzón, que aún doliéndole la cara, intenta hablar a favor de la seguridad democrática con propiedad y la dicción perfecta de los ganaderos de Córdoba y el Magdalena Medio.


*Docente Unillanos

lunes, marzo 22, 2010

Viaje a pie al Casanare

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Casanare es la tierra donde Arturo Cova mascullaba los malos designios de un destino aciago y Alicia lloraba torturada por el calor, intuyendo un destino trágico en “La Vorágine”, la novela de José Eustasio Rivera. Es una tierra de vastas llanuras donde saltan encorvados los caballos tratando de liberarse de una silla y una soga que les impone sometimiento a los vaqueros del llano. Aún, en los preámbulos de un nuevo milenio, con la postmodernidad respirándonos en nuestros hombros, Casanare es una tierra encantada. Allí pueden suceder los eventos más extraños como realizarse una feria del libro sin libros, personas que se trocan en otras y verse con otra apariencia a la real, y encontrar en la intensa vida comercial avisos de negocios ocupados a otras actividades, menos a las que anuncian.

Hace unos cuatro años, por ejemplo, por una acusiosa y amable invitación de Anibal Cano, varios escritores fuimos convocados a un certamen que anunciaba algo que no habían tenido la iniciativa de hacer aquí en el Meta y Villavicencio las entidades culturales: Una feria del libro con todas las de la ley. Entre otros, asistieron Alberto Baquero Nariño, Silvia Aponte y Gustavo Benavidez, alias el Gurugús. El día que se iniciaba el evento en Yopal, pendientes de ser alojados, nos encontramos de manera casual con Humberto Humberto, un poeta delirante, descendiente de linaje de Santos Luzardo, la contraparte de Doña Bárbara, en la novela de Rómulo Gallegos quien nos dijo alisándose la barba de manera reflexiva que llevaba tres días pendiente de ser hospedado en algún sitio. Anécdota que daría origen al corrido llanero: “Malaespina y sardinero”, gabán para dos gabanes, de Baquero Nariño.

Al otro día, igual, coincidimos con el maestro Soto Aparicio, autor de “La Rebelión de las Ratas” quien buscaba angustiado su auditorio para una conferencia que nadie sabía donde se iba a dar, dirigida a quiénes ni a qué hora. Al final, no se supo si la charla programada pudo darse por sustracción de materia de la respetable audiencia, porque nadie halló el auditorio ni se supo a qué horas. Lo que supimos fue que el maestro regresó contrariado a Bogotá esa misma tarde en avión.

Unas horas más tarde en ese mismo día tuvo lugar el hecho más portentoso que reseña esta crónica. Sucedió en casa de maestro Ramón Cedeño, excepcional arpista, que había dispuesto un negocio de folclor y música llanera. Con miembros del Círculo de Historia de Casanare llenamos una vasta mesa junto a otras de particulares que departían. Se derramaban aires llaneros y aguardiente de manera generosa. La matrona que estaba al tanto del negocio se echaba al hombro cajas de cerveza, alzaba y sacudía a los borrachos y lo ponía fuera del negocio, y de pronto, cogía el micrófono y cantaba sus propios pasajes. En Casanare, cada quien canta sus propias letras en sus canciones llaneras.
Pues sucedió allí el grande encantamiento que nubló la clara razón de Alberto Baquero, rey del joropo amacizado, pues una dama sentada frente a nosotros, tornó su figura en la misma de Isabella Santodomingo, diva de la farandola nacional, y con una intensa mirada lo hizo dirigirse a ella y sacarla a bailar un joropo. Y vinieron risas y galanteos y el trabajo infructuoso de nosotros sus amigos por quitarle el velo de los ojos y mostrarle que más parecía una Altonsa Lorenzo que una real Dulcinea del Toboso.

Pero pudo más el poderoso brebaje de la habilidosa hechicera hasta que concluimos que solo hasta que terminara la reunión de esa noche se desharía el hechizo. Como a bien tuvo en suerte suceder. Solo hasta el otro día con el breve temblor del guayabo, bebiendo abundante agua para mitigar la sed y despejada la visión pudo Alberto reconocer el portentoso hechizo del que fue preso.

Hace poco visité de nuevo Casanare. Todo está casi igual. No deje de recordar esa famosa feria del libro en el que el pabellón de exposiciones, en el Colegio Braulio Gonzalez, había muestra de todo, menos de libros. Tal vez no los necesitaran porque Casanare mismo, por muchos lados, es pura literatura.


*Docente Unillanos

martes, marzo 09, 2010

¿Un Bicentenario para celebrar qué?

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

No es poca cosa lo que se juega en los ejercicios de la memoria. Uno es lo que recuerda ser. La entidad depende del registro. Veo y escucho el “Prom” confeccionado por el gobierno nacional, a través del Ministerio de Cultura, para promover el bicentenario de la independencia y observo que en pocas frases se pueden tejer varias falacias.

La primera es adjudicar la independencia de Nueva Granada a la inestabilidad política de España y al desgobierno en las colonias producto de invasión de Napoleón. Se supone que la crisis, hizo que se formaran juntas de gobierno en los virreinatos con el fin de establecer un orden que se iba a pique, las cuales, derivaron en juntas independentistas.

Se borra así, de un plumazo, los antecedentes de insurrección comunera de 1782 por motivos puramente locales, como la oprobiosa carga de impuestos, el ahogo comercial a pequeños y medianos comerciantes por garantizar el monopolio de la metrópoli, y el abuso del poder y estado de injusticia del gobierno español en América. Fue un levantamiento masivo de indígenas, campesinos y comerciantes: al menos, unos 22.ooo hombres cimbraron la tierra en el Mortiño, muy cerca a Bogotá y pusieron a temblar a las autoridades.

El pueblo, traicionado en último momento por el sector de los comerciantes, no asestó el golpe de gracia que le habría permitido consolidar una nación diferente. Fueron estos hechos los que generaron el ambiente derramando un estado de frustración que rebrotaría el 20 de julio de 1810, veintiocho años después.

Igual, ese día, se establecieron dos juntas de gobierno. Una, de señoritos y curas, proclive a la corona española que presidió el mismo virrey depuesto, Amar y Borbón, un vejete sordo; y otra, la de San Victorino, de estirpe popular.

Lucharon durante tres días por el poder, que en últimas definió Baraya, el hombre a cargo de la guardia del virrey, que adhirió a la primera y que fundó, sin erradicar el esclavismo, este país con la firma de un acta de cobardes, pues firmaban obligados entre ellos para comprometerse y no recular.

Después en la escuela me los enseñaron en textos, con cuellos almidonados y patillas, y con el nombre de “próceres”. Cuenta el poeta Carlos Pachón, autor del famoso libro de poemas llamado “Casa en Desuso”, record de ventas en librerías de país: “Llegue a creer que prócer era eso: cuello almidonado y patillas, hasta que un hermano mayor me enseñó a Elvis Presley y Sandro de América que se hicieron famosos por lo mismo: camisas de cuello alto, patillas y baile de caderas para exorcizar las vientres frenéticos de las muchachas”.

Lo que ha seguido hasta ahora es básicamente lo mismo, en mayores proporciones pero guardados los personajes con el mismo carácter: una clase política que navega en el delirio de la idiotez como Andrés Felipe Arias, Germán Vargas Lleras, y Juan Manuel Santos; curas que embrutecen y mantienen en el ensimismamiento al pueblo intonso; y clases de poder económico negociando con el gobierno en contra de un pueblo que padece desempleo, desplazamiento y pobreza.

20 millones de colombianos son pobres, 8 millones viven en la indigencia y 2.665.000 no consiguen empleo. (Gustavo Tobón, Portafolio). Además se calcula que en el país hay unos 3.8 millones de desplazados, gente que perdió la tierra.

Por el camino, perdimos hasta la historia y la memoria.


*Docente Unillanos


DUST IN THE WIND

martes, febrero 23, 2010

Academia y Política

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Los eventos sucedidos el pasado 4 de febrero en la Universidad Jorge Tadeo Lozano en Bogotá ponen de presente varias cuestiones que vale la pena examinar. En primer lugar, develan la relación antagonista entre la Academia y la Política, en el sentido necesario de que la primera busca la “verdad”, y la segunda, procura el poder como objeto prevalente, aún por encima de la verdad.

Será cierto que la verdad que busca la academia, no es la única y definitiva, pero al menos, en sus métodos y principios, es élla la que la orienta. La política en cambio, encarna metodológicamente la consecución del fin: atenazar el poder, por encima de los medios. Es decir, es una actividad inescrupulosa que suele desatender la voz de la razón y la verdad, lo que en últimas, la pierde, no sin antes causar mucho daño y generar toda una secuela de hechos indeseables. Llámese, abuso de poder, degradación de la institucionalidad y desnaturalización del estado social de derecho.

En estos términos, la academia, viene a ser el peor escenario donde se puede colar algún político. Y los políticos, obviamente, son renuentes a confrontarse en la academia. El último bastión de un régimen democrático, más o menos garantizado, es la autodenominada “autonomía universitaria” y “libertad de cátedra”, que puede obrar como cuña de contención en contra de la expansión de los totalitarismos estatales. Sean de derecha o de izquierda.

Para contrarrestar el argumento contundente de la verdad académica, los políticos ha sabido crear entelequias como la “opinión pública”, “golpes de opinión”, y de manera reciente, los “Estados de opinión”. Que no son otra cosa que “estados de opinión manipulada” en virtud al acceso privilegiado a los medios que tienen los que sujetan el poder que refiere Van Dick.

El despliegue noticioso a las opiniones de un mandatario, la televisión estatal para la transmisión de consejos comunitarios, la adhesión incondicional de poderosos medios escritos y de cadenas radiales, y la baja calidad de la educación, desfiguran cualquier posibilidad de una opinión informada y formada.

Se favorece y procura legitimar así, en sondeos de opinión, las aspiraciones o permanencia en el poder de líderes, que por escamoteo de la verdad, solo anuncian sus virtudes y tapan sus defectos, yerros, mediocridad y desaciertos. Está claro quizás, que será la academia, por ausencia de un Congreso que renovará sus credenciales el próximo 14 de marzo, ejerza las funciones de un control político. Porque entre políticos, ¿cómo se van a contralar o fiscalizar o procurizar o lo que sea ellos mismos?

Siendo además, la opinión pública, un exquisito cadáver al que le dan respiración boca a boca, los josé obdulios y otros del séquito para seguir ahuchando: “Adelante, Presidente”.


*Docente Unillanos

CopyringhEdiciones El Arquero
CESO Centro de Estudios Sociales de la Orinoquia.
Otto Gerardo Salazar Pérez, 2010.
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Somewhere over the rainbow

martes, febrero 02, 2010

La Atlántida y el punto “G”

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*


El punto “G”, que era una ínsula afincada y firme en el océano de la sexualidad femenina, está a punto de desaparecer. La razón: un grupo de científicos británicos, del King`s College de Londres no lo halló y echaron a rodar la duda con el argumento de que, posiblemente, todo se trate de una especulación en el imaginario colectivo relativo a la sexualidad femenina. Es decir, que de lo que nos habló el ginecólogo alemán Ernst Grafemberg, como un conjunto de células específico, es solo un mito como el de la Atlántida que ahora amenaza hundirse y desaparecer para siempre.

La noticia me trajo a la memoria una novela de Editorial Planeta que leí hace años de Federico Andahazi, llamada “El Anatonista”, en la cual recrea el descubrimiento subversivo del mapa humano por parte de Mateo Colón, un personaje de verdad, que en 1500 dio las primeras noticias del clítoris. Mateo Colón, igual, había descubierto la circulación sanguínea pulmonar y al parecer, su gran formación, lo había llevado a ser médico de cabecera de un Papa. Sin embargo, su registro histórico, muy seguramente, asediado por la censura y la moral de la época, fue condenado a un olvido secular.

Andahazi, en relación a este tema, platea de fondo algo más profundo: la percepción sobre la geografía y la representación del cuerpo humano, está mediada por el discurso hegemónico, ampliamente difundido y repetido en una cultura. Así los hechos, los lugares y los pequeños detalles de la anatomía humana, pueden ser vistos o negados por el discurso imperante. Llegando incluso más allá, a grados de horror, como la mutilación, en casos como la ablación en mujeres, que se estila en algunas culturas africanas.

El procedimiento que utilizaron los investigadores ingleses en su investigación, -anunciada como una de las más grandes que hasta el momento se haya llevado a cabo-, incluyo 1.800 mujeres, todas gemelas o mellizas, y consistió en preguntarles si tenían el punto G.

“Si una de las gemelas idénticas respondía que sí, se esperaba que la otra, que tenía genes idénticos, también tuviera la zona erógena. Pero este patrón no se produjo. Y si las gemelas idénticas no tenían en común el punto G, menos lo tendrían las mellizas que solo comparten la mitad de sus genes”. Tim Spector, coautor del estudio, sostiene que “las mujeres pueden argumentar que la dieta o el ejercicio ayuda a tener el punto G, pero en realidad es virtualmente imposible encontrar rastros reales. Este es el mayor estudio realizado hasta el momento, y muestra de manera casi certeza que la idea del punto G se subjetivo”.

Algo me dice que este estudio, venido de los ingleses, que son tan flemáticos, tiene algo de ablación conceptualizada y esconde un cierto conservadurismo que revela un cierto sesgo moral. Primero, porque conscientes de la diversidad de la anatomía humana, niegan, basados en ciertas particularidades, una generalidad ostensible, que pudo ser corroborada, como decía Luz Piedad, de manera más confiable y feliz por específicos medios digitales, y no frente a una pregunta estúpida, como si se tiene o no tiene. Ante las cuales, las mujeres, de manera socarrona, suelen responder con un, “No…”


*Docente Unillanos