El acto feliz y creativo, se convierte así, en acto
constreñido, en una suerte de desdicha auto impuesta para ser un joven
ejemplar. No basta que el maestro “invite” a sus estudiantes a ser creativos, a
soltarse, a desdoblarse, si existe una alambrada invisible, una atmósfera
cultural escolar que hace prevalecer los principios del estudio, los valores,
lo correcto, lo aceptable; donde no se admite la desobediencia, la disidencia,
o la contradicción. Es decir, donde impera la visión dogmática, no necesariamente
religiosa, pues aún enseñando ciencia, se puede caer en los fundamentalismos.
Y la literatura, como arte, es todo lo contrario a
ello. Si se quiere, es un ejercicio de búsqueda, de refundición. Tiene que ver
más la dimensión lúdica, estética del mensaje, no con la corrección del uso del
código. Conlleva la liberación personal, la inmersión en lo interior de uno
mismo y hallazgo de una propia voz interior. Pocos lo logran.
Primero no es un proceso fácil, ni se resuelve de manera coyuntural.
Obedece más a un proceso que a metas. Es producto en últimas, de varias etapas,
de maduración, de búsqueda, cuestionamiento y lectura.
La dinámica dentro del centro escolar para que los muchachos escriban
sigue siendo una tarea. Y una tarea es un acto obligatorio, donde no se puede
ser feliz ni crear. Los peores cuentos provienen de los colegios religiosos
donde la concepción moral es fundamental. Allí se usa y se abusa el cuento como
herramienta de doctrina y como fábula de formación. Los muchachos ha asimilado
tanto el proceso que al final de su cuento escriben: Moraleja. Y rezan la
lección moral que debieron aprender.
Los mejores cuentos, son las ovejas descarriadas, las historias y
espacios de trasgresión que saben inventar algunos muchachos. El compromiso es
con la historia misma que cuentan, el tono adecuado, la tensión que saben
imprimir al relato, el conflicto esperando resolución. A veces es la anécdota
sincera, salida del corazón donde, gracias a los manes de la creación, no se
cuela el maestro ni el padre. Es la voz limpia y original del niño o el joven.
*Docente
Unillanos