Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Después de una derrota tan contundente como la que padecimos los verdecitos –¡estábamos biches!- solo nos queda sobarnos el cogote, unos con otros, echándonos cremita. Tendremos que conformarnos con ser miembros de la selecta minoría en oposición que piensa bien este país pero pierde siempre en las elecciones. Que es como haber decidido ser hincha de la selección Colombia de futbol, para ver cómo es derrotada siempre en las eliminatorias y nunca logra clasificar a un mundial.
Nos tendremos que tragar el cuento de Maturana de que perder es ganar y hacer barra por consolación y nostalgia a Brasil. ¡Qué consuelo! ¡No perdimos, solo entramos de primeras después del ganador!
De pasada aviso a los contertulios que mi mayor alivio este lunes después de que pasen las elecciones será que me dejen de mandar correos reenviados convenciéndome porque debo votar por Mockus y aborrecer a Santos. No me sirvieron para nada. Pero al menos les dio la ilusión a los que los mandaban que hacían algo.
Claro, vaya uno a saber cómo fue que se movilizó esa maquinaria corrupta empotrada en el gobierno durante ocho años, liderada por un hipócrita con cara de acólito, lleno de resentimiento. Al menos no subió otro de su corte, de su misma simulada y perversa hipocresía como Andrés Felipe Arias que ya estaba embalado para la sucesión.
A lo sumo, este próximo domingo lo que se podrá hacer en medio contabilizar el descontento que de pasada legitime un proceso eleccionario mendaz. ¿Cómo puede un gobierno corrupto, expresión de un Estado corrupto organizar unas elecciones no corruptas? ¿Siendo la base electoral, mayorías cautivas por vías del empleo oficial y programas de mendicidad social donde la mitad de la población padece la pobreza y el desempleo?
De pasada, la izquierda demostró la incapacidad para comprender y actuar en coherencia con el tiempo histórico. Petro, el ególatra, al que creía inteligente pero con una cara de estúpido bien administrada, resulto siendo realmente estúpido con una inteligencia mal administrada. Fuera de que sacó la mitad de los votos que sacó Carlos Gaviria, es decir, redujo a la mitad los votos de Polo, quiere, -¿quién sabe si sus correligionarios doctrinales del M, el maoísmo y otras disidencias lo sigan?- hacer que la izquierda de abstenga de participar el próximo debate para pavimentar la ancha avenida por la cual marchará Santos el próximo domingo para coronarse campeón del clientelismo en Colombia. O sea, un Polo que ni siquiera será contado. No dio un solo argumento sesudo, contundente, argumentado para no adherir a Mockus por la vía del voto de simple opinión.
De pasada, Mockus se desdibujó diciendo sandeces y queriendo parecer uribestia para congraciarse vaya uno saber con quién, después de que la había embarrado con los médicos y otros sectores de opinión con su discurso tartamudo y errático.
Mejor, dicho, como dicen, ¡apague y vámonos! A retomar los libros y el estudio porque quizás el único camino honesto y posiblemente fructífero sea la academia. Ni verdecitos, ni amarillitos y menos naranjitas.
*Docente Unillanos
1 comentario:
Si pues lo único que nos queda es la crítica. La esperanza no se vale. Para que entonces intentar, ya sabemos que todo será desastre. Me gustaría saber adonde vamos sin aliento.
Publicar un comentario