Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Hace unos años, la Agenda Prospectiva de Ciencia y Tecnología e Innovación del Departamento del Meta hizo un diagnóstico: falta de apoyo gubernamental a la investigación, escasez de recursos, baja calidad y apoyo en educación, y baja planificación del sector. Sin embargo, se hicieron apuestas y más o menos se explicitó la necesidad de “trabajar sobre bases sociales y organizativas que lideren, promuevan y sustenten la Ciencia, la Tecnología y la Innovación a nivel departamental”. Estamos hablando de un ejercicio de hace siete años; 2002, más o menos.
El documento que salió de ello, al parecer, no pasó de ser una declaración de principios y buenas intenciones que distan mucho de convertirse en realidad. Un pacto no cumplido entre el sector educativo, académico, político, institucional y productivo del Meta.
En un reciente informe publicado por El Espectador, “Así va la Ciencia en Colombia” (2000 – 2007) se revela, por ejemplo, que el número de investigadores activos en nuestro departamento es de 68. Nos superan departamentos que gozan de menos posición estratégica y provisión de recursos como Chocó, Huila y Córdoba. En comparación con departamentos más pequeños, como Caldas, con 515, quedamos bastante rezagados.
En proyectos de investigación e innovación financiados por Colciencias, en los mismos años (2000 – 2007) el Meta le apuntó a 2 proyectos. Por citar otros departamentos más o menos del mismo tamaño nuestro: el Cauca, en los mismos años logró 300 proyectos y Santander 217.
Dentro de las líneas estratégicas de Ciencia y Tecnología para el Meta, por ejemplo, se estableció la necesidad de “fomentar la investigación intercultural y el diseño de estrategias para incentivar, recuperar y fortalecer el uso de las lenguas amerindias”, en nuestro caso, las orinocenses. Sin embargo, y de manera reiterada, en Unillanos ha fracasado el propósito de establecer un programa de Idiomas que forme a las nuevas generaciones del Meta y los llanos en disciplinas como la lingüística.
Pese a que la Universidad de los Llanos, por fuerza de gravedad debería liderar de manera enérgica la investigación en la región, y orientarse a ser ella misma una entidad con perfil investigativo, según el PDI, la aquejan los vicios de las entidades de educación superior, donde sería necesario, apoyar el desarrollo de “programas generadores de espacios de paz y convivencia” para zanjar la alternancia gremial cuyo objeto central es el poder, y para que su cuerpo docente y el esfuerzo institucional, se centre más en la razón de su naturaleza y misión. Ser una institución de saber.
*Docente Unillanos
Hace unos años, la Agenda Prospectiva de Ciencia y Tecnología e Innovación del Departamento del Meta hizo un diagnóstico: falta de apoyo gubernamental a la investigación, escasez de recursos, baja calidad y apoyo en educación, y baja planificación del sector. Sin embargo, se hicieron apuestas y más o menos se explicitó la necesidad de “trabajar sobre bases sociales y organizativas que lideren, promuevan y sustenten la Ciencia, la Tecnología y la Innovación a nivel departamental”. Estamos hablando de un ejercicio de hace siete años; 2002, más o menos.
El documento que salió de ello, al parecer, no pasó de ser una declaración de principios y buenas intenciones que distan mucho de convertirse en realidad. Un pacto no cumplido entre el sector educativo, académico, político, institucional y productivo del Meta.
En un reciente informe publicado por El Espectador, “Así va la Ciencia en Colombia” (2000 – 2007) se revela, por ejemplo, que el número de investigadores activos en nuestro departamento es de 68. Nos superan departamentos que gozan de menos posición estratégica y provisión de recursos como Chocó, Huila y Córdoba. En comparación con departamentos más pequeños, como Caldas, con 515, quedamos bastante rezagados.
En proyectos de investigación e innovación financiados por Colciencias, en los mismos años (2000 – 2007) el Meta le apuntó a 2 proyectos. Por citar otros departamentos más o menos del mismo tamaño nuestro: el Cauca, en los mismos años logró 300 proyectos y Santander 217.
Dentro de las líneas estratégicas de Ciencia y Tecnología para el Meta, por ejemplo, se estableció la necesidad de “fomentar la investigación intercultural y el diseño de estrategias para incentivar, recuperar y fortalecer el uso de las lenguas amerindias”, en nuestro caso, las orinocenses. Sin embargo, y de manera reiterada, en Unillanos ha fracasado el propósito de establecer un programa de Idiomas que forme a las nuevas generaciones del Meta y los llanos en disciplinas como la lingüística.
Pese a que la Universidad de los Llanos, por fuerza de gravedad debería liderar de manera enérgica la investigación en la región, y orientarse a ser ella misma una entidad con perfil investigativo, según el PDI, la aquejan los vicios de las entidades de educación superior, donde sería necesario, apoyar el desarrollo de “programas generadores de espacios de paz y convivencia” para zanjar la alternancia gremial cuyo objeto central es el poder, y para que su cuerpo docente y el esfuerzo institucional, se centre más en la razón de su naturaleza y misión. Ser una institución de saber.
*Docente Unillanos
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