Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Para hacer honor a una larga y tropezada senda de contradicción interna de la izquierda en Colombia, hace quince días, en un proceso de libre y democrático al interior del Polo, Carlos Gaviria, su presidente, fue derrotado por su contradictor interno más tenaz: Gustavo Petro.
Recordemos que Carlos Gaviria, había salido airoso a principios de año dentro del mismo Polo cuando se le generó una barahúnda interna y fue tildado de padecer cierta enfermedad muy infantil de extremo-izquierdismo y de sectario político por negarse a formular alianzas con sectores políticos tradicionales de Colombia.
Específicamente, el alma de la querella, como una dama en disputa por la cual los vaqueros de antes se agarraban a bala en estos llanos dilatados y calurosos, fue la elección del hoy Procurador Alejandro Ordóñez. Gaviria ganó internamente pero de modo relativo, porque aunque triunfó internamente, no pudo impedir que con votos del Polo Democrático Alternativo, Alejandro Ordóñez, el absolvedor, fuera elegido procurador, para que fuera pasando, lo que hoy. Repartir bendiciones a los ministros corruptos del régimen, dar el “idos en paz” a militares implicados en masacres, etc., por lo cual, la Corte Suprema le abrió investigación.
Hasta el momento, Gustavo Petro, no ha reconocido la criatura y cantado su paternidad, y más bien, ha mantenido el tema debajo de un discreto velo mientras mira a los demás detrás de sus ojos rasgados y a media asta con soporte solidario de su dedo pensador que apoya sobre su mentón. De pasada, porque lo cortés no quita lo valiente, se encuentra a Jerónimo Uribe y le da unas palmaditas en el hombro, y quizás recuerde que en su momento dijo para llamar a la convergencia: Aquí caben hasta los uribestias.
Pero… pero algunos uribistas clase triple A con tendencia a superarlo como Germán Vargas Lleras ya le hicieron mutis por el foro. No lo reciben bien. No lo quieren ni olvidan su pasado y así empieza a disolverse el mayor argumento sobre el cabalga Petro: la convergencia de diferentes grupos políticos para luchar contra una tercera candidatura del Presidente Uribe.
Es que este es un país donde no lo mastican a uno si en algún momento fuimos de izquierda y el saludo de la derecha, por supuesto, es circunstancial y frío. Bastante impredecible para uno embarcarse de manera utópica, perdiendo su identidad y postergando la posibilidades de cimentar una opción de izquierda real y autónoma.
Por lo cual, mientras mato moscos y espanto el calor, sigo pensando en los postulados del liberalismo radical que siempre dijo Carlos Gaviria que predicaba. Punto.
Y miro de reojo, con los ojos a media asta como mira también Lorena, cuándo es que el profe Carlos Pachón le va recoger el cordial guante que le lanzó Chaparro para convocar a una reunión de sus asociados y no depender exclusivamente de comunicaciones por correo electrónico, ¿no? Mas, tratándose de asuntos cruciales de la Universidad.
Para hacer honor a una larga y tropezada senda de contradicción interna de la izquierda en Colombia, hace quince días, en un proceso de libre y democrático al interior del Polo, Carlos Gaviria, su presidente, fue derrotado por su contradictor interno más tenaz: Gustavo Petro.
Recordemos que Carlos Gaviria, había salido airoso a principios de año dentro del mismo Polo cuando se le generó una barahúnda interna y fue tildado de padecer cierta enfermedad muy infantil de extremo-izquierdismo y de sectario político por negarse a formular alianzas con sectores políticos tradicionales de Colombia.
Específicamente, el alma de la querella, como una dama en disputa por la cual los vaqueros de antes se agarraban a bala en estos llanos dilatados y calurosos, fue la elección del hoy Procurador Alejandro Ordóñez. Gaviria ganó internamente pero de modo relativo, porque aunque triunfó internamente, no pudo impedir que con votos del Polo Democrático Alternativo, Alejandro Ordóñez, el absolvedor, fuera elegido procurador, para que fuera pasando, lo que hoy. Repartir bendiciones a los ministros corruptos del régimen, dar el “idos en paz” a militares implicados en masacres, etc., por lo cual, la Corte Suprema le abrió investigación.
Hasta el momento, Gustavo Petro, no ha reconocido la criatura y cantado su paternidad, y más bien, ha mantenido el tema debajo de un discreto velo mientras mira a los demás detrás de sus ojos rasgados y a media asta con soporte solidario de su dedo pensador que apoya sobre su mentón. De pasada, porque lo cortés no quita lo valiente, se encuentra a Jerónimo Uribe y le da unas palmaditas en el hombro, y quizás recuerde que en su momento dijo para llamar a la convergencia: Aquí caben hasta los uribestias.
Pero… pero algunos uribistas clase triple A con tendencia a superarlo como Germán Vargas Lleras ya le hicieron mutis por el foro. No lo reciben bien. No lo quieren ni olvidan su pasado y así empieza a disolverse el mayor argumento sobre el cabalga Petro: la convergencia de diferentes grupos políticos para luchar contra una tercera candidatura del Presidente Uribe.
Es que este es un país donde no lo mastican a uno si en algún momento fuimos de izquierda y el saludo de la derecha, por supuesto, es circunstancial y frío. Bastante impredecible para uno embarcarse de manera utópica, perdiendo su identidad y postergando la posibilidades de cimentar una opción de izquierda real y autónoma.
Por lo cual, mientras mato moscos y espanto el calor, sigo pensando en los postulados del liberalismo radical que siempre dijo Carlos Gaviria que predicaba. Punto.
Y miro de reojo, con los ojos a media asta como mira también Lorena, cuándo es que el profe Carlos Pachón le va recoger el cordial guante que le lanzó Chaparro para convocar a una reunión de sus asociados y no depender exclusivamente de comunicaciones por correo electrónico, ¿no? Mas, tratándose de asuntos cruciales de la Universidad.
*Docente Unillanos
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