Por: Otto Gerardo Salazar Pérez
Docente Escuela de Humanidades,
Facultad de Ciencias Humanas y
Educación
La Facultad de Ciencias Humanas y
Educación es quien debe liderar los procesos esenciales de la Universidad de
los Llanos por la simple naturaleza de institución educativa que ella es. No ha
sido así: Durante el período inmediato, por ejemplo, se perdió el registro
calificado del Programa de Licenciatura en Producción Agropecuaria, se liquidó
la Revista de la Facultad; sus programas fueron fuente de paros y traumatismo
académico; también, por vías de las
propuestas de programas técnicos labores sin adecuados estudios ni fundamento,
además de la promoción extramuros de centros de pensamiento fantasmas sin
tiempo de madurez ni trabajos investigativos para respaldar la figura académica
de no poco tamaño que pretendió moverse en la cenefa del postconflicto; no pudo
conjurar la continuidad del CIER, y se tuvo el peor clima laboral de los
últimos años en la Facultad lo cual dio origen a una asamblea permanente de
docentes de la Facultad. Esto no puede volver a repetirse.
De suceder
así, como Facultad, desaparecería.
Por ello es trascendental la elección
de decanatura este próximo viernes 15 de febrero. Y por fortuna, se tiene en la
palestra tres aspirantes respaldadas por buenas hojas de vida; trayectoria, experiencia
y el deseo de sacar adelante la Facultad les da un propósito común. Cualquiera
de la tres, sin duda, será una buena decana y la decisión recaerá el viernes
que viene en los docentes de Facultad, sus egresado y estudiantes.
Y este el punto de interés para hablar
de la elección de decanos. La crisis en la que se sumió la Facultad esta atada
a los tres estamentos y la parte directiva de la Universidad de los Llanos.
Predominó en las anteriores designaciones el clientelismo, la mano oscura de
antiguos líderes estudiantiles que ahora fungen como políticos y que han
incorporado a sus prácticas los vicios del clientelismo clásico. Los
estudiantes estuvieron ajenos y los que se involucraron se dejaron engañar y
manipular. El estamento profesoral brilló por su ausencia y solo hasta que la
crisis explotó se pronunció y movilizó cuando ya el desastre estaba consumado.
No se prendieron las alarmas en el Consejo de Facultad por parte de quienes debían;
es probable que esto haya sucedido por reiterados ausentismos o gestión exclusiva
de intereses personales solapados sin atender a la complejidad dinámica de la
Facultad en interés del cuerpo colegiado.
Por ello se necesita que esa actitud de
los estamentos, reactiva en muchos sentidos, cambie hacia una proactiva. Es
necesario, primero, vincularse al examen y selección de la mejor oferta por
parte de las aspirantes a decana para la Facultad para gestionar aspectos
claves dentro de ella como la investigación, la proyección, la docencia y los
procesos de acreditación y consolidación de sus programas; es necesario
continuar y poner en marcha un plan de desarrollo y potencialidad académica de
sus docentes.
Igual, será clave la conformación de un
Consejo de Facultad que tenga la capacidad de acompañar, asesorar, vigilar y
hacer el control necesario y efectivo de los planes de gobierno puestos a
disposición por parte de las tres aspirantes a la decanatura. Como máximo órgano
de dirección y gobierno de la Facultad debería y debió actuar antes de llegar a
la situación en la que tocamos fondo. El Consejo de Facultad es garantía del
logro de los propósitos trazados por la decanatura, no hay duda. Siempre y cuando
cumpla su función de direccionar con sentido co responsable y solidario, no con
sometimiento y silencio.
Si el sentido de las docentes que
aspiran a la decanatura el volver por sus cauces la Facultad, restablecer el
registro calificado del programa perdido, rescatar las publicaciones, perfeccionar
y aguzar los procesos de investigación, docencia y proyección, necesitamos un
equipo renovado que funcione mancomunadamente en la misma dirección. No debería
descartarse que una vez obtenido los resultados el viernes, en la medida de lo
posible y si no hay contradicciones sustanciales en las propuestas, unificar y
fortalecer el plan que quede establecido ruta para la Facultad bajo ciertos
principios que he postulado:
·
Confianza
·
Transparencia
·
Legalidad
·
Centralidad de lo académico y humanístico como esencia de
la universidad