jueves, diciembre 17, 2009

Del bolso de la abuela


En Nochebuena y Añonuevo, son emociones lo que circula por avenidas a altas velocidades para llegar a tiempo a la casa.


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

A mi abuela Carmen Pérez,
la de barro y de maíz.

Del bolso de la abuela podía salir cualquier cosa. Era un fondo de cantera del cual podían brotar las cosas más inesperadas. Como bien se sabe, de los bolsos de las mujeres puede saltar hasta un gato. Mi padre decía que las carteras de las mujeres eran como una cacharrería andante porque ahí cargaban de todo: un monedero –es decir, otra cartera dentro de la cartera-, un frasquito de perfume, un envase pequeño de Cólbon, un encendedor, un dulce envuelto en papel crujiente, una lima, un cortaúñas, un delineador, un colorete, una libretica de direcciones, pañuelitos kleenex; otra cartera billetera llena de fotos de los parientes, tarjetas, postales, monedas sueltas y hasta un biblia en miniatura.

Todo podía aparecer, hasta una flor marchita, un ombligo seco del nieto más querido o un rizo dorado.

Del bolso de mi abuela vino todo: mi madre y nueve tíos y tías que eran mi familia materna; las habas, la mazamorra y la chicha o vino de Anauhac que yo ahora preparo; vino el pan y el sudor de una frente honrosa y la lección para siempre de la lucha y el esfuerzo. Del fondo brotaban canciones de Toña “La Negra” y María Luisa Landini y el recuerdo imborrable de su hermano Gonzalo, y de su pueblo, Tasco.

De su bolso vino la lengua, la palabra adiestrada y certera para clamar un porvenir y una esperanza, no solo a los de su familia, sino a los amigos y a la comunidad si era el caso. Aunque tiene manos de gorrión como el gitano Melquiades tuvo fuerza para hacer con la argamasa del esfuerzo diario casas y edificios que fue sembrando por el pueblo que poco a poco se fue convirtiendo en ciudad o lo que hoy es Villavicencio.

En su bolso había dulces y consuelo y la ayuda oportuna para que los hijos y los nietos se fueran educando y aprendieran más que ella si era el caso; una tarde llegó a la casa e hizo brotar de su cartera una mesita y tres sillas de varilla tejidas en mimbre para que nos sentáramos a comer.

Los domingos salía con ella a la plaza de Villa Julia a escoger verduras y frutas porque con risa decía: “Mijo, la vida está en la muela y somos los que comemos”. Me compraba unos tenis y me veía caminar a ver si por fin enderezaba mis pasos porque a veces recibía con tristeza los regaños de mis profesores que decían que con ese muchacho no había remedio.

Con su bolso terciado la vi al lado de hombres como Duran Dussán y Alfonso López Michelsen, cuando la política no daba plata y se hacía por puro servicio a la comunidad y el mejor dividendo era ser una líder honrada y honesta. Cada cierto tiempo se alejaba hastiada de la política pero retomaba las banderas si veía la intención de algún líder de hacer algo por la gente.

Del bolso de mi abuela vino todo, el pan y las lecciones. Al fin, la madre. Y ahora veo a mi hija mayor armar su bolso de afán, echar sus cosas y salir a prisa, mientras me pregunto qué tanta cosa echa en su cartera. Veo un espejo pequeño, libros, libretas de apuntes. Igual, otra historia que se repite. Me dicen que es una exageración, pero estoy seguro de que las carteras de las mujeres son igual de prodigiosas a los bolsillos de los niños: de ellos puede salir una canica maravillosa, un guijarro, un pájaro, una cauchera o una rana reflectiva.

Ahora que se acerca Nochebuena, pasé y saludé a la abuela, pero la hallé abatida de nostalgia; a lo mejor, producto de su larga vida. Igual, confundía por primera vez nuestros nombres y nuestras voces. Apoyada en el brazo de una de sus hijas repetía que prendieran la luz. Cuando le explicamos que todas las luces de la casa estaban encendidas, se hizo soltar de los brazos y dijo de manera enfática mientras se echaba a andar: “No me inutilicen”.
*Docente Unillanos

martes, octubre 27, 2009

Las revistas y la investigación

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Las revistas, más allá de simples publicaciones, son la cara de la investigación en las Universidades. Es decir, son las que demuestran si efectivamente las instituciones de educación superior le apuntan a la empresa de conocimiento o son simples replicantes del saber. Así pues, las publicaciones, en su objeto, revelan los productos y acreditan su conocimiento ante las comunidades científicas nacionales e internacionales.

Sin embargo, parte del objeto de ellas se ha desvirtuado y tiende a prevalecer en su contenido los artículos de difusión, reseña y proyección sin una conexión estrecha y necesaria con los centros de investigación. Pese a que anualmente se aprueban un número considerable de proyectos de investigación a los cuales se les adjudica recursos financieros y humanos, los resultados de avance y finalización de esos proyectos no se materializan en artículos de investigación. ¡Cosa rara, si se pone uno a pensar!

¿Por qué sucede esto? Varias cosas salen y se decantan.

Primero: manifiestan que los procesos de investigación realmente no han arraigado en la universidad, que la investigación no es un asunto serio, prioritario y cualificado. Un sistema investigativo, con todos su resortes, puede ser estableciendo y funcionar en apariencia, pero sino no se concreta en resultados tangibles y significativos como aportes de saber en artículos científicos es un sistema simulado pues no hay producto final o de salida.

Revelan de igual manera que los procesos de investigación no tienen el nivel ni hacen el aporte significativo a la comunidad científica, por lo cual, ni siquiera se acreditan con pares de la publicación, que sería una instancia mínima y primaria.

Segundo: ponen en evidencia que no ha arraigado en la Universidad una tradición y una cultura lecto escritural propia de la modernidad. De contera, los docentes no encuentran la disponibilidad permanente y abierta para que difundan sus escritos y se prueben en las lides de la publicación. Por lo cual, no se publican revistas. De lo que se deriva que los decentes terminan no escribiendo. Círculo vicioso, cerrado y sellado.

Tercero: Las revistas, están muy lejos de ser entidades autónomas y de constituirse en centros de generación del saber pues su vivencia es ocasional, interrumpida y no ha logrado el reconocimiento entre la misma comunidad académica. La mayoría de ellas, no han sido institucionalizadas. Es decir, no obedecen a un plan de largo aliento, serio y sostenido y con los apoyos necesarios financieros y logísticos para que se desarrollen. Expresan una subvaloración a lo que constituyen, sin vínculo con la investigación. Se juzgan mas como un asunto de comunicadores.

Otras agencias de saber, de las que llaman del “descentramiento” o el saber que circula fuera de las instituciones educativas, nos han enseñado que desde las publicaciones, se puede desarrollar todo un arsenal de investigación y conomiento como lo demuestran revistas como Natgeo y otras. De ellas podríamos aprender.

*Docente Unillanos

miércoles, octubre 14, 2009

Con los ojos a media asta

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Para hacer honor a una larga y tropezada senda de contradicción interna de la izquierda en Colombia, hace quince días, en un proceso de libre y democrático al interior del Polo, Carlos Gaviria, su presidente, fue derrotado por su contradictor interno más tenaz: Gustavo Petro.

Recordemos que Carlos Gaviria, había salido airoso a principios de año dentro del mismo Polo cuando se le generó una barahúnda interna y fue tildado de padecer cierta enfermedad muy infantil de extremo-izquierdismo y de sectario político por negarse a formular alianzas con sectores políticos tradicionales de Colombia.

Específicamente, el alma de la querella, como una dama en disputa por la cual los vaqueros de antes se agarraban a bala en estos llanos dilatados y calurosos, fue la elección del hoy Procurador Alejandro Ordóñez. Gaviria ganó internamente pero de modo relativo, porque aunque triunfó internamente, no pudo impedir que con votos del Polo Democrático Alternativo, Alejandro Ordóñez, el absolvedor, fuera elegido procurador, para que fuera pasando, lo que hoy. Repartir bendiciones a los ministros corruptos del régimen, dar el “idos en paz” a militares implicados en masacres, etc., por lo cual, la Corte Suprema le abrió investigación.

Hasta el momento, Gustavo Petro, no ha reconocido la criatura y cantado su paternidad, y más bien, ha mantenido el tema debajo de un discreto velo mientras mira a los demás detrás de sus ojos rasgados y a media asta con soporte solidario de su dedo pensador que apoya sobre su mentón. De pasada, porque lo cortés no quita lo valiente, se encuentra a Jerónimo Uribe y le da unas palmaditas en el hombro, y quizás recuerde que en su momento dijo para llamar a la convergencia: Aquí caben hasta los uribestias.

Pero… pero algunos uribistas clase triple A con tendencia a superarlo como Germán Vargas Lleras ya le hicieron mutis por el foro. No lo reciben bien. No lo quieren ni olvidan su pasado y así empieza a disolverse el mayor argumento sobre el cabalga Petro: la convergencia de diferentes grupos políticos para luchar contra una tercera candidatura del Presidente Uribe.

Es que este es un país donde no lo mastican a uno si en algún momento fuimos de izquierda y el saludo de la derecha, por supuesto, es circunstancial y frío. Bastante impredecible para uno embarcarse de manera utópica, perdiendo su identidad y postergando la posibilidades de cimentar una opción de izquierda real y autónoma.

Por lo cual, mientras mato moscos y espanto el calor, sigo pensando en los postulados del liberalismo radical que siempre dijo Carlos Gaviria que predicaba. Punto.

Y miro de reojo, con los ojos a media asta como mira también Lorena, cuándo es que el profe Carlos Pachón le va recoger el cordial guante que le lanzó Chaparro para convocar a una reunión de sus asociados y no depender exclusivamente de comunicaciones por correo electrónico, ¿no? Mas, tratándose de asuntos cruciales de la Universidad.
*Docente Unillanos

sábado, octubre 03, 2009

Entre efebófilos y doctores “honoris causa”

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Pensaba escribir sobre la pretensión del arzobispo Silvano Tomasi, de no llamar maricas o abusadores de menores a los curas que tienen relaciones con niños. Tomasi abrió la boca para responder a Keith Porteous Wood, que acusó a la Iglesia de tapar los abusos a menores y de violar varios artículos de la Convención de Derechos del Niño. El prelado, respondió que no se debería hablar de pedofilia −o cacorros como dice la gente−, “sino de homosexuales atraídos por adolescentes que practican la efebofilia”.

O sea que ahora no serán asaltantes de la buena fe y abusadores de menores, sino “efebófilos”, y además, resultarán los mismos menores, como los incitadores de sus propias autoviolaciones, pues, por un giro de lenguaje suspicaz de Tomasi, resulta que son los menores los que seducen a los curas.

Pero no. El asunto es supremamente sórdido y la discusión demasiado hipócrita. Pues, una cosa es la población LGTB adulta con relaciones consentidas, y otra la torcedura de una orientación que apenas se aproxima a la sexualidad para caer en manos de un curo viejo y morboso. Nada podrán decir sus víctimas, la mayoría de ellos, de condición humilde y vulnerable por pobreza y abandono.

Otro tema de buena sazón era el del doctorado Honoris Causa concedido al escritor Fernando Vallejo por parte del Consejo Superior de la Universidad Nacional de Colombia. Un laico, anticlerical rabioso y defensor de los derechos de los animales. El escritor fue distinguido por la Universidad Nacional básicamente por su valor de decir verdades, la cuales rebotan sobre los mismos profesores de las instituciones de educación superior. Acerca del papel salvador de las Universidades en el país, declara lo siguiente:

“Los muchachos de la Universidad podrían ser la esperanza de Colombia porque son los que tienen una mínima cultura, pero la casi totalidad de los maestros colombianos son malos, no pueden estar ocupando esos puestos, solo buscan la promoción en el escalafón, la universidad actual es una plaga para la sociedad, cuesta mucho sostener a esos burócratas que acumulan títulos sin saber ortografía y les escriben las tesis.”

… Sin comentarios.

Finalmente, el tema sobre el cual quería hablar para mis amigos izquierdosos era sobre las elecciones internas del Polo. Pero como ni el tiempo ni el espacio alcanza, toca de dejarlo para lo próxima.
*Docente Unillanos

miércoles, septiembre 16, 2009

El amor en los tiempos ridículos

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Recién hablaba sobre la triada de poder de Alvin Toffler: fuerza, dinero y saber -nueva y sagrada trinidad a la que veneramos en Occidente-, cuando alguien, de manera aguda e inteligente, me preguntó dónde quedaba el amor en todo ese esquema. Fue como si me derrumbaran las fichas del dominó de manera intempestiva. No pude sino naufragar en el mutismo. Sinceramente, no lo había pensado, ni tenía un cubil especial para lidiar con el concepto. Quedé con la sensación grogui de un boxeador cogido por su rival con un golpe artero que lo azota en la lona y recibe la cuenta de protección del juez.

Por los azares que conspiran a favor de los lectores entre temas y libros, unas semanas después me encontré con un libro de Humberto Maturana, Emociones y Lenguaje en Educación y Política, que abordaba el tema del amor de manera explícita. Sin embargo, Maturana me iba dar una tunda más. Concebido y amamantado en el dogma del Homo Sapiens que nos predica desde la escuela que lo esencial del ser humano es el pensar, lo cual, lógicamente nos define como especie, Maturana voltea las cosas y dice de manera consistente que no señor, que el amor es la emoción fundamental en la historia del linaje homínido.

Agrega tres cosas más que lo hace fundamental para la especie que somos: permite la existencia colectiva –donde no hay amor no hay cohesión-, es el dínamo que nos mueve y suele ser el centro de la cebolla que hay detrás de todos las racionalizaciones que esgrimimos para justificar nuestras acciones. Respecto al primer aspecto subraya Maturana, el amor es cuando alguien nos permite ser sin exigencias, lo cual facilita convivir mediante la aceptación del otro. Igual, encuentra que no es la razón lo que nos lleva a la acción sino la emoción. Por lo cual concluye: Todos los sistemas racionales se fundan en premisas fundamentales aceptadas a priori. ¡Todos! Es decir que por encima de las discrepancias lógicas e ideológicas lo que se halla es el amor o el desafecto.

Las conclusiones de una situación semejante no son poca cosa. Primero, hace que como seres humanos, nos desarrollemos y actuemos en un ámbito de contradicción. Se nos ha educado de manera espartana en la prevalencia de la razón y, de forma aparejada, se han proscrito la manifestación de los sentimientos y las emociones como inapropiadas, a no ser para espacios de confinamiento. Manifestar emociones en público suele ser un indicador de desequilibrio.

Para hablar de inequidad de género pero en viceversa, los niños varones son los que llevan la peor parte; por lo cual, de adultos, solo pueden aguar el lagrimal borrachos o en el cine, recogidos en la oscuridad de una gran sala que solo pone de presente de manera protuberante la soledad y el destierro del campo de las emociones. Es por ello que a veces, de manera inapropiada, manifiestan de la manera más brutal y violenta afectos incontrolados que se desatan en maltrato, homicidios y crimen pasional. Es decir, se opta por manifestar de manera ampulosa y rotunda el odio, lo contrario a lo que se deseaba y no se podía sentir. Con toda la carga de secuelas que suele traer en lo personal y lo social. ¿Producto de una mala educación sentimental?
*Docente Unillanos

martes, septiembre 01, 2009

Semántica y política

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Contrario a lo que se cree, no son los jóvenes quienes pervierten el lenguaje, sino los políticos. Primero, en el caso de impúberes transgresores, lo que los impulsa es una especie de pacto entre el grupo -llámese “Parche”-, o la necesidad creativa de la expresión, el juego, el guiño verbal que integra a la manada. No hay una predeterminación, digamos, para cometer un ilícito. No así en los políticos donde el asunto es fríamente calculado, así hablen más elegante.

Aclaremos primero que el ejercicio de la política es el poder y no la moral, aun cuando los políticos suelan venderse a sí mismos, como encarnaciones de la renovación moral. El discurso moral es propio de los predicadores y de los maestros, que a veces tienen, el uno, algo del otro; o viceversa, como diría la reina. Es así que suelen ocupar escenarios parecidos, pero con objetivos distintos así se promuevan con el mismo discurso.

El problema radica en la audiencia, que no lo discierne, y termina apoyando a los políticos que se venden con un discurso moral para lograr objetivos concretos de poder. Y ahí rigen otras reglas. La primera, “el todo vale”. Como hacer falsas promesas –no hacer corresponder lo dicho con lo hecho-, mentir, simular, engañar, sabotear, ocultar, sesgar, calumniar, difamar, etc. Y entiéndase de ahí para adelante, “lo que sea y todo vale”. Sean colombianos, venezolanos o ecuatorianos para no echarnos pajarilla.

El discurso político es pretencioso porque quiere aparentar lo que no es. El efecto de ello suele ser la vaguedad. Se dicen cosas importantes pero vacías de realidad. O también, es recurrente en el uso de metáforas desgastadas: esas expresiones que en algún momento fueron creativas pero que a punta de uso se volvieron pálidas: “férrea determinación”, “pisotear los derechos”, “al orden del día”, “exhaustiva investigación” y otros por el estilo.

En algunos casos, se buscan palabras con una carga de juicio que quiere aparentar información: hace unos años, de manera perversa, para deslegitimar a sus contradictores un embajador estaudinense en Colombia acuñó un termino: “narcoguerrilla”. La palabra, en lugar de ayudar a describir una realidad social y política que se pudiera estar dando en la insurgencia, simplificó el fenómeno de connivencia entre guerrilla y narcotráfico en zonas de conflicto con baja presencia del Estado, y en lugar de aclarar, confundió. No se pudo comprobar de manera contundente que la guerrilla fuera narcotraficante, ni que los narcotraficantes se hubieran vuelto guerrilla.

El término de “terrorista”, hace unos años, era una palabra para calificar al sujeto que ejercía una violencia indiscriminada y suicida sobre víctimas inocentes. Hoy en día, integró a su valor semántico, un espectro de sentido que se extiende a la subversión, la guerrilla, el narcotráfico, la oposición, y en general, todo lo que contradiga la doctrina oficial.

En la cumbre de Bariloche, el término circuló de a un lado otro, involucrando relaciones internacionales. Parece un remplazo del término “comunista” de hace unos años y es usada ahora de parapeto para justificar políticas de seguridad nacionales, en nuestro caso; o internacionales, en el caso de Estados Unidos.

*Docente Unillanos


CopyringhiEdiciones El Arquero
CESO Centro de Estudios Sociales de la Orinoquia.
Otto Gerardo Salazar Pérez, 2008.
Todos los derechos reservados. Se prohíbe la publicación y distribución completa o parcial en cualquier medio de comunicación sin autorización expresa del autor.



Vea mas completo en: http://laparresia.blogspot.com/


martes, agosto 18, 2009

La generación MTV

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Si hace unos años el festival de Woodstock marcó y delimitó una tendencia generacional, hoy, cincuenta años después, MTV, subraya la expresión generacional de nuestra época. Sin embargo, mucho va de una a la otra. En primer lugar, Woodstock tiene raíces en movimientos culturales y políticos como Mayo del 68 y expresan un acto de rebeldía y rechazo al consumismo, el autoritarismo y la guerra. Fue un movimiento artillado desde la contracultura en cabeza de los jóvenes que buscaban la experimentación de formas de relación más espontáneas y libres.

La generación MTV, como fenómeno mediático, por el contrario, expresa el conformismo consumista y el nulo compromiso político. El amor libre que pregonaba la generación hippie del 60, a partir del disfrute del sexo interracial, y otras variables no sujetas al género, pasa hoy en MTV a través del videoclip a la autoproclamación del lesbianismo como máxima expresión del sexo. El beso de concierto entre Madonna, Bridney y Cristina Aguilera, al frente de sus parejas, le da carta de naturaleza a la tendencia.

La generación MTV, en virtud de su eje articulador –los medios-, es una generación desviada y confeccionada para jóvenes por adultos; bajo la apariencia refrescante de un ejército de creativos y dibujantes jóvenes sometidos a la tutela interesada de un mundo adulto, han sido medios creados para estimular un género de vida light y artificial, cuyo ícono global lo representa Paris Hilton. Rubia insustancial vestida de rosa que aparece con un perrito chihuaha como aditamento.

Los torneos que se promueven, para regocijo de la audiencia, son concursos de eructos, pedos y trasbocadas producto de borracheras instantáneas que se auto infieren. Cuando no, de explícito sadomasoquismo, como estrangularse las huevas o resistir una andanada de golpes de la manada de amigos.

Otras veces, la versión del reality puede estar orientada a la búsqueda exclusiva de pareja con fines exclusivos de apareamiento, o mejor dicho, con el fin de fornicar para lo cual solo cuentan las condiciones físicas del que escoge y es escogido. Otras veces, el asunto puede derivar sobre la organización de una fiesta de quince para una niña caprichosa que quiere presentarse ante sus pares como alguien especial, cuando su madre o padre rico, sabe a ciencia cierta que es un insulso, precario y vacío ser humano que solo ha aprendido a consumir y jugar videojuegos.


*Docente Unillanos

miércoles, agosto 05, 2009

Ciencia ciega

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Hace unos años, la Agenda Prospectiva de Ciencia y Tecnología e Innovación del Departamento del Meta hizo un diagnóstico: falta de apoyo gubernamental a la investigación, escasez de recursos, baja calidad y apoyo en educación, y baja planificación del sector. Sin embargo, se hicieron apuestas y más o menos se explicitó la necesidad de “trabajar sobre bases sociales y organizativas que lideren, promuevan y sustenten la Ciencia, la Tecnología y la Innovación a nivel departamental”. Estamos hablando de un ejercicio de hace siete años; 2002, más o menos.

El documento que salió de ello, al parecer, no pasó de ser una declaración de principios y buenas intenciones que distan mucho de convertirse en realidad. Un pacto no cumplido entre el sector educativo, académico, político, institucional y productivo del Meta.

En un reciente informe publicado por El Espectador, “Así va la Ciencia en Colombia” (2000 – 2007) se revela, por ejemplo, que el número de investigadores activos en nuestro departamento es de 68. Nos superan departamentos que gozan de menos posición estratégica y provisión de recursos como Chocó, Huila y Córdoba. En comparación con departamentos más pequeños, como Caldas, con 515, quedamos bastante rezagados.

En proyectos de investigación e innovación financiados por Colciencias, en los mismos años (2000 – 2007) el Meta le apuntó a 2 proyectos. Por citar otros departamentos más o menos del mismo tamaño nuestro: el Cauca, en los mismos años logró 300 proyectos y Santander 217.

Dentro de las líneas estratégicas de Ciencia y Tecnología para el Meta, por ejemplo, se estableció la necesidad de “fomentar la investigación intercultural y el diseño de estrategias para incentivar, recuperar y fortalecer el uso de las lenguas amerindias”, en nuestro caso, las orinocenses. Sin embargo, y de manera reiterada, en Unillanos ha fracasado el propósito de establecer un programa de Idiomas que forme a las nuevas generaciones del Meta y los llanos en disciplinas como la lingüística.

Pese a que la Universidad de los Llanos, por fuerza de gravedad debería liderar de manera enérgica la investigación en la región, y orientarse a ser ella misma una entidad con perfil investigativo, según el PDI, la aquejan los vicios de las entidades de educación superior, donde sería necesario, apoyar el desarrollo de “programas generadores de espacios de paz y convivencia” para zanjar la alternancia gremial cuyo objeto central es el poder, y para que su cuerpo docente y el esfuerzo institucional, se centre más en la razón de su naturaleza y misión. Ser una institución de saber.

*Docente Unillanos

martes, julio 21, 2009

El 20 de Julio

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Es muy dudoso que el 20 de julio sea una fecha realmente significativa en la historia de Colombia si nos atenemos a los hechos que sucedieron y si se los sopesa y compara con otros que han marcado la historia del país. Otra cosa es que haya una tradición interesada que trate de insuflar de gesta heroica los hechos insulsos en torno a un supuesto florero –anécdota bastante baladí y magnificada en desproporción- para un evento que pretende ser hecho fundacional de nuestra nacionalidad.

Los hechos del 20 de julio, la mayoría de ellos, se destacan por ser bastante vulgares y mediocres. Primero, para la época Bogotá era una villa bastante sombría y sucia y sus condiciones de higiene eran bastante deplorables, pues, la bestias arrimadas al mercado de la plaza principal llenaban de bosta los andenes que se confundía con la basura arrojada a las calles desde las casas. A veces era la lluvia la única encargada de juagar las calles.

Regía los destinos de la ciudad y el virreinato un anciano sordo y escéptico, que se sentía desterrado de la metrópoli: Amar y Bombón. Realmente era su mujer la que había tomado las riendas del poder y era ella quien resolvía los asuntos de gobierno. Era tan torpe –Amar- en asuntos políticos que trató de ganar a las bravas la mayoría en la Audiencia por lo cual había generado muy mal clima político.

Es más lo que desata la escaramuza viene a ser un chisme. A raíz de que la guardia del corregidor en el Socorro abrió fuego contra la multitud que pedía libertades de comercio y mató a tres de la protesta el clima político se enrareció y el gobierno, como medida de amedrentamiento hizo rodar la especie de que pasaría a cuchillo a unos diecinueve criollos simpatizantes de las ideas independentistas. Ese era el rumor que tejían las aguateras en la fuente principal de la plaza, mandadas por sus señoras a recoger los chismes de la plaza, pues carecían de medios o pasquines.

Pero en últimas, no hubo ni un muerto, y el más golpeado vino a ser un comerciante bastante conocido de nombre González Llorente que tenía su tienda en la calle once con séptima o calle real. Era un exitoso comerciante que tenía varios negocios en España y las Antillas y que se dedicaba a varias obras de caridad en cárceles y hospitales de Santa Fe. Supuestamente no quiso prestar el mentado florero, que otros cronistas dicen se trataba de un mantel.

Los resultados del suceso no pudieron ser más “paradójicos” para un pueblo que se levanta con ideas de progreso. Se formaron dos juntas que empezaron a disputar el poder político: la del cabildo, encabezada por criollos ricos, y la de San Victorino, liderada por José María Carbonell y respaldada por el pueblo. Mientras la junta de cabildo pretendía estrictamente remplazar el poder arbitrario del Amar y Borbón, profesando igual los votos al rey de España, los de la Junta de San Victorino apresaron al Virrey y a cuanto chapetón acusaban del oprobioso gobierno y pedían básicamente justicia.

La junta del cabildo que a la postre resultó vencedora, sin modificar en nada, digamos, las estructura políticas, sociales y religiosas, nombró a la cabeza y de manera honorífica de nuevo a Amar y Borbón sin poderes efectivos. Igual, los que firmaron el acta, varios de ellos clérigos, lo hicieron con cuidado de que los otros repitieran la acción para que nadie se echara para atrás.

Nada semejante a la justa de los comuneros, que con veinte mil hombres armados en el Mortiño, ondeando banderas y azotando tambores, aterrorizaron Bogotá veintiocho años atrás, venidos desde el Socorro, San Gil y Charalá, y pusieron en crisis todo el virreinato enlistando toda una serie de reivindicaciones sociales bajo el perfil afilado y decidido de José Antonio Galán.
*Docente Unillanos

martes, julio 07, 2009

Historia de un huevo terrorista

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Un huevo de doscientos cincuenta pesos, de consistencia frágil y quebradiza, hizo más que treinta atentados de las Farc para golpear al presidente Uribe. También logró el efecto colateral de expresarle por parte de la población civil colombiana, de manera categórica, la desaprobación a su gestión y el repudio a su política de guerra. Aquel que despreciara un huevo, de ahora en adelante se tendrá que cuidar de ellos como una bomba de explosión mediática de efectos incalculables. “A nombre del movimiento “tiene huevo”, Presidente, porque usted tiene huevo y se lo tiene merecido”, le dijo la joven Liliana Pardo al presidente Uribe.

De remate, le fue negada en público, en transmisión directa a todo el país por televisión, la dignidad de dar la mano y expresar un saludo civilizado a otro ser humano. ¡Terrible experiencia, que así sea por accidente, suele llenarnos de vergüenza y rubor!

Este huevo se veía venir y ya había hecho su estelar aparición en la calva de José Obdulio Gaviria, el “montesinos del régimen”, al decir de muchos opositores del presidente Uribe. En plena sesión del Congreso, el mismo huevo, de manera solapada salió de la manga de dos mujeres y le fueron deslizados al atril donde intervenía el ex ministro de defensa Juan Manuel Santos. Tal vez, un huevo cacareado a nombre de las desapariciones forzadas de los muchachos de Soacha.
Tienen huevo.

Ha venido demostrando el huevo, de esta manera, siendo un símbolo de vida y posible engendramiento, tener la capacidad para confrontar una granada de mano; siendo frágil, se hace fuerte en la reprobación del comportamiento moralmente incorrecto y representa, de manera simbólica, a la población civil, desprotegida y joven, sin corazas ni hipocresías para decir de forma clara y contundente “tiene huevo” tanto a unos como a otros. “A Alfonso Cano, donde nos lo encontremos también se lo vamos a dar uno porque también tiene huevo”, dijo de nuevo la chica.

Pero de manera efectiva y más allá de lo anecdótico, ¿tiene algún efecto real la acción reprobatoria de ponerle a uno un huevo en la cara?

Sí, de manera total. Un mensaje con esa capacidad para penetrar, con ese profundo efecto de recordación en la consciencia, con toda su carga de valor en el imaginario social, tiene un efecto a largo plazo que corroe las conciencias oscuras y torcidas de quienes, mediante el abuso del poder, atropellan y pisotean el Estado social de derecho que pregona nuestra carta y se convierten en un símbolo de lucha y resistencia.

Claro, es posible, que este huevo sea procesado y se haya ganado el mote del terrorista, pero no deja de hacerme recordar la flores que ponían los jóvenes checoslovacos en la boca de los cañones de los fusiles soviéticos cuando la invasión de Praga. O los hilos tiernos y rústicos de su hilandería manual que tejía Gandhi para enfrentar uno de los regímenes más brutales que tuvo la India, como fue el británico.
*Docente Unillanos

miércoles, junio 24, 2009

¿Qué hacer con tanto libro de ex secuestrado?

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Creo que la literatura colombiana actual se está abriendo a codo limpio pero va perdiendo la pelea en contra de una narrativa coyuntural pero de mayor demanda comercial: la de post secuestro. Si no se tiene el aval de un gran premio internacional y su consecutiva prensa y difusión, se está ad portas de sucumbir ante una literatura de catarsis, de chisme de lavanderas y destape de sábanas. Haciendo un parangón, vienen a ser como los realitys televisivos. La cotidianidad de violencia y hondura del conflicto colombiano, pasa a primer plano en una envoltura de superficialidad y carencia.
La industria editorial y la piratería de libros callejeros en Colombia le deben más a las Farc que al talento personal y los ejercicios de talleres literarios del país. Si hace uno años el único saldo trágico de un secuestro era la flagrancia y el reconocimiento de un delito de lesa humanidad, hoy pasa a ser simple secuela y apostillas de una sala de belleza.
La revista Semana, en su momento reseñó el libro de Clara Rojas, “Cautiva” en estos términos: “Destila gotas de resentimiento con sus compañeros de cautiverio”.
Igual, la publicación que hicieron los tres gringos: Marc Gonzalves, Thomas Howes y Keith Stansell, “Fuera de cautiverio”, para sacarse en clavo de Ingrid Betancur que los vilipendió y trató con desprecio, encendió una riña de pareja que los tiene paseándose por tribunales y medios con su ex, Juan Carlo Lecompte, donde se acusan mutuamente de infidelidad y consumo de drogas. Recurso natural al que debieron recurrir para mitigar el dolor constante de un secuestro: la una, hacer el amor furtivamente, y el otro, consumir droga.
Lucy Artunduaga, la matrona y señora esposa de Jorge Eduardo Géchem Turbay, publicó un libro después de que este tomó la decisión de separarse de ella y lo tituló de manera perfumada y rosa: “Los amores que el secuestro mata”. Incurrió en un pecado, por lo que creo que vendió muy poco: era oportunista y vengativo, pues ella no estuvo directamente secuestrada y su maquinaria creativa estuvo estimulada al parecer sobre todo por la tusa o el despecho.
Yo no creo que el secuestro o la cárcel, no sea una situación aunque precaria y traumática, auspiciadora para escribir libros. “El Quijote”, por ejemplo, pudo ser fruto en parte un canazo de Cervantes. Pero es que su autor llevaba adelantado el cuaderno de la creación literaria que combinaba, a la usanza de los tiempos, con el ejercicio bélico. Y escribió sobre otro asunto, no el de su cautiverio.
Pero que nos esperen más libros de un delito atroz y que la editoriales, la prensa y conspicuos críticos y reseñistas auspicien este tipo de narrativa deja mucho que desear. Además de que la cosa suena destemplada, como el policía quimérico que interpreta canciones de su secuestro sin concierto ni nota, que lo que produce es risa y nostálgica solidaridad.

*Docente Unillanos

lunes, junio 08, 2009

¿Para qué sirve un intelectual colombiano?

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Virtualmente, para nada. Despreciando otras actividades más productivas que podrían cifrarse en una vida más útil y efectiva en su contribución a la sociedad, como ser relojero, ventrílocuo, payaso, esteticista o peluquero, y otras profesiones sin pretensiones pero genuinas; porque al fin y al cabo ellos son lo que dicen ser, los intelectuales colombianos son todo lo contrario de lo que se autoproclaman. Al menos, los que han logrado serlo, no lo han sido en el país. ¿Y cómo lo van a ser en un país donde no hay ciencia, blanco de la violencia y la barbarie, sumidos en el piélago de corrupción, y sobreaguando como ratas en una inundación de inequidad social y miseria?

La carrera de los intelectuales colombianos empieza desde jóvenes, particularmente en el campo de la letras: de negro todo vestidos y con melena rebelde lo he visto, empotrados en la barra de un bar, con un par de gafitas redondas y oscuras, oteando, mirando a ver qué poetica despistada y en primicias creativas cae en sus redes. Fuman un cigarro con aire melancólico, un poco relegados del resto de la concurrencia para reforzar el misterio. Nada les cuadra, todo los fatiga y cargan en su bolsillo un ejemplar de un librito de su autoría que nadie nunca quiso comprar. Y si lo compraron, nunca lo leyeron. Sin embargo, en la familia y en el barrio les dicen el intelectual de la familia. ¡Ay, dios! ¡Qué me tengan!

Pese a todo, andan disfrazados de cisnes, cuando lo que se halla detrás de su caparazón son chulos, aves carroñeras que se acercan medrosamente a los temas que no los comprometan ni los obligue a beber la cicuta. La integridad moral que los caracterizaba ha quedado por el suelo y nos le incumbe la connivencia con los plagiarios ni los asaltantes de los derechos de propiedad intelectual. Como dice Bibi: “Aquí lo importante es aparentar”. O el “copy” y “paste”.

Los que llegan a esferas nacionales los seduce el confort de las élites que los despreciaron, el mercadeo de la literatura desechable y los círculos de cóctel con piernitas de pollo. Algunos otros tienen la tentación de ceder a los deliquios burocráticos del poder, cuando el poder mismo lo podrían construir desde su potencialidad en reposo y gatillada, pero que no se dispara.

Las esperanzas se perdieron hasta en la producción de las revistas indexadas. El nicho privilegiado donde ponen los cisnes. Según Pablo Arango, catedrático y editor universitario, “lo que uno encuentra cuando consulta esas revistas es una serie de escritos contrahechos, triviales, autocomplacientes y, desde luego, casi ninguna discusión o crítica genuinas. Quizá esto explique por qué la mayoría de estas revistas especializadas tiene tan pocos lectores –si es que los tienen”.
La autodenominación de intelectual, que otrora se pelearan escritores y científicos, -donde teníamos chance- quedó en el piso ante los escritos contundentes de una nueva camada de científicos que escriben muy bien de temas de los que están muy lejos de poder escribir la mayoría de intelectuales colombianos: “biología molecular, inteligencia artificial, vida artificial, teoría del caos, paralelismo masivo, redes neuronales, universo inflacionario, fractales, sistemas adaptativos complejos, supercuerdas, biodiversidad, nanotecnología, genoma humano, sistemas expertos, equilibrio puntuado, autómatas celulares, lógica difusa, biósferas espaciales, hipótesis Gaia, realidad virtual, ciberespacio y máquinas teraflop, entre otros”.

Nosotros, a los sumo, lo que hacemos aquí como dice Pedro René: es bolitas de popó. ¡Y arman escándalos por eso!
*Docente Unillanos

martes, mayo 26, 2009

La “i” de Nayib

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*


Tiene uno que llamarse Donaldo para defender a un tipo que se llame Cleóbulo. Para los que no saben quién es Cleóbulo, lo aclaro: es un muñeco de ventrílocuo, peinado con gomina, perteneciente al mundo del espectáculo que suele presentar una sección en Caracol dedicada al lenguaje. Es decir, es un muñeco del mundo del entretenimiento, una figura de los medios, a los cuales describe el profe Nayib como “gigantes de la mentira” que nos tienen acostumbrados con “la cotidianidad de sangre y babas”. Pero, no obstante, reconoce él mismo: “Que hoy día, al menos en un fragmento de noticiero haya una preocupación por el buen hablar, es una inmenso logro”. ¿Cómo así? ¿Gigantes de la mentira, cotidianidad de sangre y babas dictando desde los medios cátedra al mundo académico?

Intentaré expresar algunas cosas tratando de rescatar precisamente el nivel académico que resultó tan lesionado en el texto de Nayib, salpicado de tanto adjetivo, expresiones insultantes y dicterios, no solo en mi contra, sino contra estudiantes, periodistas, conductores, dignos comerciantes de plazas de mercado, profesores, abogados y políticos, que según el profesor Nayib, somos todos un cuerpo de “gaminería” que solo habla “babosadas”, nos expresamos como “peones” y apenas hablamos como podemos.

En lo que específicamente me corresponde me trató de: “soñador”, “irrespetuoso”, “ingenuo”, “moderno”, “postmoderno”, “sectario”, “torpe”, “jetiduro”, fútil usuario de “carreta etno-socio-inter-lingüística” que busco enredar al mundo con la “insipidez seudointelectual” y “participativa” de lo que llaman estar “in”.

Esto último porque cité tres autores “nuevos” que estudian el lenguaje bajo otras perspectivas diferentes a la gramática: Rodolfo Llinás, Humberto Maturana y Teum Van Dijck, que según el profesor Nayib, son expresión de simples “modas que igualmente estarán en desuso dentro de poco como simples productos de los enredos teóricos y conceptuales con que se atrapa mucho tercermundista”.

Al final, me referencia como “querido Otto”, después de tratamiento injurioso, y una vez descargada toda una batería de insultos. Seguramente es un tratamiento de delicadeza para cerrar con broche un texto donde descuella el denuesto y el tratamiento degradante por haber expresado en una Parresia, “hable mal, pásela bien”, un pensamiento que contradecía su concepción del lenguaje sin haber pensado yo previamente contrariar sus convicciones.

En concreto me quiero referir a:

1. La afirmación del profe Nayib, de que: “Una cosa es la lingüística y otra la gramática” es inconsistente.
Ningún lingüista, en ninguna parte del mundo, de ninguna universidad validará una afirmación de ese calibre. La Gramática es el estudio de las reglas y principios que regulan el uso de las lenguas y la organización de las palabras dentro de una oración. También se denomina así al conjunto de reglas y principios que gobiernan el uso de un lenguaje determinado; así, cada lenguaje tiene su propia gramática. La gramática es parte del estudio general del lenguaje denominado lingüística.
2. Durante cuatro años me apliqué al estudio de la gramática del griego, del latín y del castellano en la Universidad Nacional de Colombia. Nunca supe hasta ahora que el lenguaje tuviera dos niveles: “Bien sabemos- cita Nayib- que en el lenguaje hay dos niveles: uno de uso y otro de corrección”. Los únicos niveles del lenguaje de los que he sabido son: Nivel fonético-fonológico; nivel sintáctico-morfológico; nivel léxico-semántico y nivel pragmático. Es más, plantea el profesor Nayib un “intríngulis” que va contra toda lógica: “Si en el de uso cotidiano hay incorrección pues esta se propaga sin que lo notemos”. (???). “Sin que lo notemos…” Y entonces, ¿cómo diantres lo vamos a saber?
3. Es discernible, en el uso que hace el profesor Nayib, que en términos lingüísticos, no diferencia “lenguaje”, “lengua” y “habla”. Siendo el uno la capacidad para comunicarnos, no exclusivo de los seres humanos objeto propio de la lingüística como disciplina general; y el otro, la lengua o sistema, representado en las gramáticas de los diferentes idiomas. El último, el habla es la realización o ejecución de la lengua y no está sujeta a reglas de orden gramatical, sino lingüísticas, como la pretensión de una mayor comunicación con un mínimo de esfuerzo. De carácter universal y que rige para los diferentes idiomas. Lo que podríamos llamar la búsqueda de todo usuario de la economía con la máxima eficiencia en el uso del lenguaje. Por eso el profesor Nayib, cree que en general la gente habla mal. Porque mide con un criterio o regla que no es la adecuada o indicada.
4. Ojala quede claro, que el lenguaje opera desde el habla a las gramáticas y no al contrario. Es decir, ningún pueblo o nación habla como dictan las gramáticas o las academias. Hablan de manera libre en un marco auto regulado para controlar la desviación y garantizar la comunicación. Las gramáticas son posteriores al uso de la lengua, están subordinadas al uso del lenguaje; a lo mínimo que pueden aspirar es al registro y la descripción, no a dictar normas. Para dar un ejemplo, acudiendo a un lingüista reconocido, Walter Ogn: “Las reglas del lenguaje de computadora (su “gramática”) se formulan primero y se utilizan después. Las “reglas” gramaticales de los lenguajes humanos naturales se emplean primero y sólo pueden ser formuladas a partir del uso y establecidas explícitamente en palabras con dificultad y nunca de manera íntegra”.
5. Reiterando; los criterios de corrección y su proceso de validación lo determina el uso no la regla. En un futuro, la Real Academia, tendrá que aceptar y usar en su flamante diccionario expresiones como “sisas” y “parce” que se hayan popularizado y otras que se detestan, porque la lengua se renueva a diario, es un cuerpo vivo que evoluciona y mal pueden los gramáticos que huelen a polilla y respiran nostalgia, fijarla y someterla a su real gana. Son precisamente los sectores mayoritarios y que se desprecian, los que vigorizan y jalonan el lenguaje. No al contrario. No sé si me admita citar a Foucault. No tengo complejo de tercermundista: “lo nuevo no procede de una sociedad de discurso, ni de un centro académico, sino “del afuera” de los ordenamientos vigentes en el saber de una época”. Me refiero a la marginalidad, lo excluido, la anormalidad, etc.
6. De alguna forma, el ejercicio literario lucha en un acto creativo por escapar a las normas y el constreñimiento del lenguaje cotidiano. En sus calidades está absolutamente alejado el lenguaje científico y refuta el saber gramatical. Gramáticos y poetas no suelen llevarse bien. Cleóbulo, por ejemplo, dijo hace poco en entrevista para El Espectador, el pasado viernes 24 de abril que “García Márquez puede ser un gran escritor pero no gran gramático, ni siquiera buen ortógrafo”. Uf!!! Gracias a Dios. La providencia es muy sabía y supo llevar los pasos de Gabo hacia la literatura y en contra de la Gramática.
7. Finalmente, verificando inconsistencias que evidencian un vacio en el saber disciplinar sobre el lenguaje, es preocupante la falta de capacidad para relacionar hechos aparentemente inconexos como los estudios gramáticos en Colombia y la redacción de la Constitución de 1886, a cargo de un político y gramático reconocido, como don Miguel Antonio Caro, uno de los mayores soportes de Rafael Núñez.
8. Igual, causa desazón, como parte de una comunidad académica, la recusación y el rechazo a otros miembros reconocidos de la academia del mundo percibidos como descrestadores de tercermundista-, que han probado sus teorías y trabajos en el debate de científico de las ciencias sociales, llamando a su uso e interlocución, “simples modas”, “enredos teóricos y conceptuales” y “palabrejas ancladas en la carreta”.
Hasta donde he sabido: “El conocimiento posee una dimensión universal que lo hace intersubjetivamente cambiable y en consecuencia, configurador de una cultura propia de la academia.” J. Virgilio Niño.
9. Lamento de nuevo lo que dice sobre los periodistas: “grilletes en la lengua se debería poner a tanto periodista torpe que anda suelto por ahí divulgando barbaridades, no solo ideológicas, sino gramaticales, dignas de un estudio neurolingüístico a cargo del doctor Llinás”, pero le aclaro de nuevo: Llinás y sus estudios de nuerociencia –no neurolingüística- , ni estudia desordenes ni patologías a nivel cerebral, sino el funcionamiento del cerebro a nivel neuronal y su relación con el lenguaje, por lo cual es inapropiado enviar a los periodistas que difieren de su opinión con este neurocientífico. Más apropiado y básico, sería un psiquiatra.
*Docente Unillanos

martes, mayo 12, 2009

El país a la espera de vacuna antivariolosa

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*


Hace 226 años, en 1783, un año después de la revuelta de los comuneros, el virus de la viruela hacía estragos en Santa Fe de Bogotá, Lima, Quito y Nueva España. La malsana enfermedad llenaba de pústulas el cuerpo de hombres y mujeres y causaba malformaciones y cegueras; si una pústula reventaba en la pupila del ojo, por ejemplo, se perdía la vista. La gravedad estuvo en sus proporciones: para un villorrio con 15.000 habitantes del momento, el 60% la padecieron y al menos el 20% murieron a causa de ella, unos 3.00o habitantes.

Aquellos que sobrevivían, llevaban de por vida en sus rostros y brazos los duros vestigios de la enfermedad, que los marcaba para siempre. Es muy fácil comprender el grado de angustia y sufrimiento que causó la viruela. Muchos atribuyeron la causa de este azote a la revuelta de los comuneros y a su acto supremo de desobediencia en contra del Rey, mientras los miembros de algunas órdenes religiosas llamaban a las iglesias a orar y pedir perdón.

El hombre en cuestión y con los conocimientos para salir adelante en semejante trance, no pudo ser otro que el médico y botánico José Celestino Mutis. Convocado por el virrey Caballero y Góngora le fue encomendada la misión de mirar los medios para detener la enfermedad. Mutis tenía idea del procedimiento de una vacuna, la cual, siendo una inoculación del virus rezagado de la misma enfermedad en personas sanas, resultaba paradójica y contradictoria. Hicieron la prueba en una india pero, sin los medios de hoy para monitorear el proceso, la paciente murió y el procedimiento cayó en el desprestigio. Era necesario traer una vacuna desde Europa.

Mutis escribió de manera urgente a su sobrino Sinforoso, que se hallaba en Londres y le instruyó de manera cuidadosa, suministrándole los contactos necesarios para que hallara en Francia la vacuna contra la viruela. Tuvo la suerte de conseguirla y de enviarla con gran cuidado. Pero una travesía de mes y medio hasta llegar al puerto de Cartagena, hizo que esta llegara descompuesta y sin utilidad para ningún fin.

No solo de este virreinato de Nueva Granada, sino del Perú y Nueva España, se solicitó a la Corona alguna ayuda y socorro en contra de la enfermedad, que diezmaba la población y hacía estragos en todos los órdenes.

No hubo otra forma ni modo de enviar el germen de la vacuna de la viruela, sino vivo y activo hacia América usando cuerpos humanos como empaque. El 30 de diciembre de 1783 zarpó de la Coruña un bergantín de nombre María de Pita con una expedición de 22 niños, bajo la tutela los médicos José Salvan Lleopart y Francisco Javier Balmis. Dejaron el puerto atrás para enfrentar el Atlántico, pasar a lado de las Canarias y adentrarse en el profundo océano. Uno a uno a cada niño y según su turno, se le fue inoculando la vacuna de la viruela en su brazo. Con los días y cuando el menor iba saliendo del trance, se le aplicaba a otro niño y así iba viajando la vacuna preservada y efectiva hasta que llegase a América. Cuando el barco llegó a las Antillas, los niños se fueron repartiendo, y con ellos, repartiendo la vacuna.

Los niños que llegaron a este reino, sufrieron un revés entrando a la bahía de Cartagena y casi se ahogan. Estuvieron perdidos varios días en la costa selvática pero al final, hallaron el camino y llegaron al puerto. A partir de allí, donde llegara la vacuna, se buscaban de nuevo niños y se les vacunaba. Igual, en cada población, se establecieron una especie de Juntas Antivariolosas que se encargaba de ir rotando el virus para mantener activa la vacuna, como si preservaban un fuego de tribu.

“Que llegara la vacuna a estas tierras -escribió José Celestino Mutis-fue una bendición y una buena acción de gobierno de nuestro soberano Carlos IV.”

*Docente Unillanos

miércoles, abril 29, 2009

Hablando con tapabocas

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Todo lo que mata hombres y ciega la vida es digno de cantarse, pensó Homero hace tres mil años, aunque eso duela. Por eso el aeda recitó en versos "la cólera del pelida Aquiles que precipitó al Hades a numerosas almas de hombres valerosos". La guerra desde entonces, fue considerada como una peste.

Me imagino que será un sentimiento análogo al de ahora, expresado en los medios de comunicación que se han lanzado con fijación sobre la gripe porcina, de manera apocalíptica, como si tres Furias no se hubieran abatido ya sobre la humanidad contemporánea ni causaran a diario miles de víctimas como el Cáncer, el Sida y otras gripas: Aviar, porcina, vacas locas, etc. Así sean ciertas, justas y necesarias las medidas de profilaxis y los dispositivos de prevención, no se justifica el miedo que han propalado.

Dos libros que recuerdo hacen referencia a pandemias. El primero, La Peste de Albert Camus, y el segundo Ensayo sobre la Ceguera, de José Saramago. Mientras que el primero tiene un matiz existencialista y transmite un mensaje pesimista y de desaliento, Ensayo sobre la Ceguera, aun exhibiendo lo peor de la condición humana en situación calamidad, prende una vela de esperanza y da un ejemplo de cómo afrontar crisis que amenazan la humanidad. Con valor.

Sin embargo, Saramago insinúa, que una pandemia sólo es un simple revelador de una enfermedad que ha estado siempre con nosotros. En su caso hipotético, la ceguera. Pero aún peor que eso, es el miedo el que degrada y hace más crítica la situación. El miedo desemboca en el abuso, el pillaje, el acaparamiento, la especulación, la degradación y actos supremos de ruindad. Es un punto extremo que saca a la superficie lo peor de la condición humana.

Los actos de discriminación que pueden llevar implícitos hay que registrarlos y medirlos con cuidado. Como escribe el profe Carlos Barriga, qué casualidad que el dedo condenatorio haya señalado ahora la regordeta figura de los chonchos de un país latinoamericano, animal condenado por el judaísmo y el islamismo. Como antes el Sida, asociado a los gays, drogadictos y grupos étnicos excluidos en Estados Unidos, y que justamente, como enfermedad, había tenido su origen supuestamente en un país africano.

La demanda inusitada y exponencial de fármacos a una industria hermética y enriquecida es otro elemento discreto que vale la pena sopesar. ¿Tiene en sus manos la pócima, el antídoto de periódicas enfermedades que se derraman como aguas infectadas por todo el orbe?

La afectación de la cotidianidad, de la rutina simple, es el primer golpe mortal de una pandemia, la cual suele darse, no por la potencial enfermedad que amenaza contagio, sino por el miedo, el cual puede conducir a situaciones de delirante absurdo, como embarcar en navíos errantes de cargamentos humanos de población desterrada, sellamiento de ciudades enteras y extrañamiento y marginación de sujetos pacientes.

Es muy posible que mientras que noticias se difunden millares de cerdos sean conducidos al sacrificio inútilmente, colapsen globalmente grandes sectores y actividades económicas y se generen más daños de los necesarios, mientras la comunidad científica internacional y organismos como la OMS dan respuestas positivas.

*Docente Unillanos

martes, abril 14, 2009

¡Hable mal, pásela bien!

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Dedicado a: Harold Alvarado Tenorio

Hace poco vi en televisión la resurrección de don Arturo Abella, un dinosaurio conservador del jurásico o cuaternario. Para los que no lo vieron porque no habían nacido o eran ya demasiado maduros para recordarlo ahora, don Arturo era un cachaco con noticiero de televisión propio, ¡ala! Era un pregonero en sus maneras de la urbanidad de Carreño, la moral del padre Astete y el ejercicio purísimo del lenguaje. Solía corregir al aire a sus presentadoras o presentadores por las incorrecciones idiomáticas en las que pudieran incurrir por descuido, moda o mal hábito.

Para uno, y para muchos, eso era como la sentencia de un oráculo o la equivalencia a una directriz de la academia de la lengua española.

Pues resulta que ahora aparece dizque un filólogo o gramático en un noticiero de televisión de nuestros días -si es que eso existe todavía, pues tengo la impresión que era fauna de 1886, ¡Por allá!, cuando se expidió la Constitución goda de Núñez; (otro que se creyó el cuento de reformador y sumió al país en cien años de oscurantismo). No sé cómo se llama la reencarnación de don Arturo Abella, ni me interesa, pero para mí, es una pésima proyección de las personas que se dedican a estudiar el lenguaje.

La visión normativa del lenguaje es la peor visión que se puede proyectar de la lingüística en el mundo moderno o postmoderno. Es una perspectiva arcaica, odiosamente culta y ostentosa del saber vacuo del gramático. Si bien el idioma vive y palpita en el campo, el arrabal, la comuna o las favelas, toma cuerpo, curvas y estilo en las manos de los escritores jóvenes e irreverentes. Pero si llega a manos de gramáticos, la lengua muere y es momificada. Peor aún, esos mismos señores, amantes de uso del lenguaje correcto y el purismo, salen a vendernos trozos de cadáveres que son las expresiones correctas del buen hablar.

¡No señor, uno debe hablar como le da la gana o cómo le plazca! En España, sede de la pomposa Real Academia de la Lengua, es donde peor se habla. ¡Joder!

Los criterios de corrección al hablar son como grilletes en el cerebro que inhiben la expresividad y creatividad del ser humano. La gramática fue propia de los periodos históricos donde casi todo saber tenía el propósito de esclavizar al hombre, en disciplinas establecidas en la academia como la teología, la lógica y la preceptiva. Por eso no es raro que mucho cura fuera gramático o los gramáticos fueran curas. A veces era peor y se dedicaban a la política, pero esa perversidad solo sucedió en Colombia. Muchos niños y jóvenes nuestros, se cohíben al hablar o al escribir porque los bloque el terror de incurrir en incorrecciones.

Afortunadamente, corren aires frescos y perspectivas interdisciplinarias que abordan el estudio del lenguaje. Como Van Dijck, el lingüista holandés que estudia el lenguaje en relación con el abuso del poder; O Humberto Maturana, que relaciona la afectividad y la emoción con el lenguaje. O Llinás, el neurólogo colombiano, que analiza el lenguaje desde la perspectiva de la neurociencia. Esa sí son las perspectivas del lenguaje para liberar y ligar a los muchachos.

El próximo 23 de abril se celebrará el día del Idioma, que bien podría (del verbo “podrir”, como dice Bibiana) ser el día de la lengua, o mejor, del lenguaje. Porque no se trata de celebrar de manera chauvinista un castellano que ya empezamos a hablar muy diferente en América, lo cual deberemos acentuar, así nos digan que está mal y que eso no aparece en el Real Diccionario de la Lengua. Lo preciso es valorar el potencial que significa el lenguaje en nuestros cerebros, que nos ha dotado para escribir como García Márquez, cantar como Facundo Cabral y orar como sor Juana Inés de la Cruz que tenía orgasmos mientras recitaba sus oraciones en un purísimo castellano.


*Docente Unillanos

jueves, abril 02, 2009

A cerca de la Sobriedad

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Me encanta la sobriedad. Las dimensiones justas, el equilibrio y la frescura rutinaria que representa estar en sano juicio. La sobriedad tiene algo de serena valentía para el que la asume como su ropaje diario. Un buen baño con una ducha fría, una taza humante de chocolate o café, y un buzo o camiseta de primera postura, recién lavada, que me dé abrigo mientras se calientan mis manos, constituye uno de tantos de los pequeños placeres que otorga ese estado de lucidez.

Sobriedad y madrugar son casi un sinónimo. Tienen un sentido cósmico las dos. Avanzan como un galope de caballos, nos traen una nueva curva de horizonte. Después de un sueño reparador se tiene fresca, recuperada y despierta la conciencia. A medida que avanza la mañana, se descorren los velos fríos y luminosos, y un brinco de realidad viene a pellizcar nuestras mejillas.

Un trasnocho en cambio, tiene algo de ebriedad. Los sentidos pierden agudeza; aletea en nuestro interior un rumor de magia y universo pero incluso podemos padecer al otro día los efectos de una resaca, aún sin haber consumido una gota de licor.

Por muchos años, como a otras tantas generaciones me transmitieron un juicio severo sobre la sobriedad. Me dijeron que ella era sinónimo de pesadez y rutina y que era menester leer a Li Po, y celebrar con él la borrachera que nos retorna a la noble naturaleza. “¡Bebe, Cayan!” Me gritaban, me llamaban, mientras escanciábamos más vino de antiguos odres. Después había en nuestras caras un rictus que más tarde se tornaba en mueca vacía y brotaba de nuestras sienes empresas colosales, audacias, que no obstante, después, no acometíamos.

Valía más en ese momento un gramo de ebriedad, para no confundir el sueño con la fantasía.

Sin embargo, la sobriedad, no se alcanza con facilidad. Viene como la sabiduría, con los años. He notado que quienes más disfrutan la vida, un aire de mañana y una taza de café son las personas de edad. Se afirman en la simpleza de los actos cotidianos, hacen movimientos precisos y tienen un sentido raro de sintonía con el latido de cosmos. Ya no llevan prisa y tampoco van demasiado despacio. Se funden en armonía igual en un amanecer o un ocaso. Es cuando se desarrollan los hábitos de pescar en un lago, fumar una pipa o cuidar una hortaliza.

Sin embargo, la sobriedad pesa mucho. Algún filósofo definía el placer como una liberación momentánea del dolor. El trago, es cierto, en algo alivia. Por eso me aterra el rumor de mis primos en un camión, buenos muchachos que en cada semana santa, asaltan, se toman la noche, alzan su vasos, me abrazan y me gritan: “Si no se lo toma se lo echo encima, marica.” Brilla en los ojos de ellos y en los míos la ebriedad de abuelos comunes, el febril impulso de un tío suicida y la pendencia de una tía abuela de los tiempos bíblicos que se liaba a puños con los hombres en una chichería de Tasco.

Tiempo para reflexionar, al fin y al cabo, que conceden las semanas santas cuando bulle el ángel y el demonio que todos llevamos dentro.

*Docente Unillanos

miércoles, marzo 18, 2009

Colombia a destiempo

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Colombia es un Estado que funciona a destiempo. Su reloj se detuvo hace mucho. Siglos quizás. Oscilamos entre un periodo medieval de señores terratenientes donde el valor preponderante radica en la tenencia y uso de la tierra que se dedican al ejercicio de la guerra a través de ejércitos particulares, por una parte.

De otra, padecemos, más que ser salvados, por una izquierda que rumia una doctrina casi decimonónica, que se consolidó en los 50 del siglo pasado con el bloque socialista pero se derrumbó del todo hace veinte años con el muro de Berlín.

Obviamente era y es una respuesta al estado medieval que han hecho pervivir en Colombia las oligarquías cortesanas que con el advenimiento de Uribe obtuvieron carta de naturaleza de los que son los regímenes feudales donde el poder omnímodo recae en un gran señor.

Contario a la evolución del poder de la que habla Alvir Toffler, el cual se ha venido desplazando de la violencia y la tierra hacia la riqueza, para recién sufrir una nueva fractura para sentar su centro de gravedad en el conocimiento y el saber científico, Colombia es un país que se aferra de manera feroz y fratricida en el valor de la tierra. Esa visión del país con espejo retrovisor nos ha impedido siquiera acceder a los procesos de modernidad, la cual incluso ya es superada por una nueva dimensión de desarrollo, la post modernidad con prevalencia del comercio internacional, la integración tecnológica y comunicativa de la comunidad mundial y la supremacía del saber como factor clave de riqueza y desarrollo.

Mientras los antiguos Estados han dado paso a las multinacionales, la integración de grandes bloques económicos geoestratégicos, la acentuación de la investigación y la lucha por suscribir el mayor número de patentes de los centros de investigación y universidades, en Colombia facciones anacrónicas de izquierda y derecha no han podido superar un visión de tiempo pasado para asumir los retos de nuevos tiempos, haciendo sufrir y sacrificando una población civil que no encuentra la vías legales, educativas y de infraestructura para superar la pobreza y el atraso.

Claro, es posible que hayamos avanzado un poco, pues el sello particular del Presidente Uribe, nos ha hecho derivar hacia un especie de Wester colombiano desdibujando y distorsionando de manera grave la visión penal del derecho en Colombia, donde todo vale por la plata y se ofrecen de manera constante bolsas de dinero como recompensa al que delate, por encima de la visión ética y social del derecho. Vale de todo: cortar manos, ejecución extrajudiciales o desapariciones, falsos positivos e imperio de la ley del más fuerte y las pistolas más rápidas.

Subraya Hans Welzel, jurista alemán: “La misión del Derecho Penal consiste en la protección de los valores elementales de conciencia, de carácter ético social…”. Agrega: “la misión más profunda del Derecho Penal es de naturaleza ético-social y de carácter positivo. Al proscribir y castigar la inobservancia efectiva de los valores fundamentales de la conciencia jurídica revela, en la forma más concluyente a disposición del Estado, la vigencia inquebrantable de esos valores positivos de acto, junto con dar forma al juicio ético-social de los ciudadanos y fortalecer la conciencia de permanente fidelidad jurídica

Claro, es normal que las razones de derecho tiendan a desaparecer en un estado medieval o westeriano, representado en el vituperio y ataque permanente a la Corte Suprema de Justicia, blanco predilecto de dicterios desde la casa de Nariño en cabeza de José Obdulio Gaviria, alter ego del presidente Uribe.
*Docente Unillanos

lunes, marzo 09, 2009

Un periódico de ayer

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Consultó en periódico por Internet y aparece en la pantalla del portátil: “Miami Herald planea recortar 1.600 empleos… la crisis de economía mundial tocó a este rotativo”. Voy a mis archivos y reviso otros titulares por estilo que han aparecido durante los últimos seis meses, que son apenas un eco en concreto de un rumor y una tendencia que ha venido tomando cuerpo: los periódicos como tal, como los conocimos, tienden a desaparecer y en unas décadas es posible que se conserven como piezas de museo.

Hace muy poco encontré otra noticia muy parecida, con el ante título: La crisis mundial de la prensa escrita: “El diario El País, de Madrid, integrará sus redacciones y operaciones de Internet y el impreso”. El consejero delegado del grupo Prisa, Juan Luis Cebrián, manifestó de manera escueta: "En cinco años, con toda seguridad existirán periódicos escritos. Dentro de 10, si se hacen las cosas precisas, a lo mejor, probablemente sí. En 15, no estoy seguro de que sigan existiendo tal y como los conocemos. Existirán si luchamos para que existan".

De acuerdo con una comunicación oficial, El País se convertirá en una empresa de producción de contenidos para papel, internet y teléfonos móviles y las operaciones económicas de las ediciones de papel y web también se fusionarán.

Mágico final para uno de los periódicos más influyentes de España.

El New York Times, igualmente, afronta una crisis de dimensiones semejantes: tuvo que vender su tradicional edificio y su edición impresa se limita a un diez por ciento del tiraje de otros años. La gente ya no lee periódicos; entra a internet y revisa los titulares en complementación con otras ofertas de información que le brindan revistas especializadas, empresas, instituciones de investigación, universidades, blogs particulares y otras.

La publicidad y los clasificados, dos conceptos de ingreso de los periódicos tradicionales, son más económicos –en el caso de la publicidad-; y gratuitos en el caso de los clasificados, presentados de manera más diversa en páginas especializadas de internet con infinito cubrimiento: la red social y de vanidades de las páginas sociales, tienen auspiciantes y gratuitos anunciantes en Facebook, Sonicco y otros.

En los famosos diálogos “Del Tigre y el Alcaraván” se menciona a manera de apunte que los diarios seguirán acompañándonos de manera nostálgica en los escurridizos deslices al baño, mientras meditamos bien sentados sobre la metafísica de la vida cotidiana porque hasta allí es difícil que nos acompañe el portátil. Aunque seguramente, pronto aparecerán monitores justo al frente del excusado, donde podamos revisar videos, noticias internacionales o estar comunicados en vivo y en directo con otros amables socializadores, como solían hacerlo los romanos en sus baños públicos en sus públicas deposiciones.

Como en todo, en torno a esto habrá una ganancia y una pérdida. Se ganará a la información y comunicación como un patrimonio colectivo y efectivamente comunitario. Los periódicos, que han sido patrimonios familiares, aliados del poder y exclusividad de áulicos y asociados de las casas editoriales, serán un bien en poder de todo el mundo. Incluso habrá una ganancia medio ambiental extra.

Se perderá en cambio, la sensación al contacto del papel y una especie de cariño que surgió con el panfleto siglos atrás. La posibilidad de ir hasta el kiosco de la esquina, ajustarnos en la boca un cigarrillo y caminar al atardecer con un diario debajo del brazo, para leer sin prisa y con estilo en un silla de un parque.

*Docente Unillanos

martes, febrero 24, 2009

Una democracia chuzada

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Por escándalos más inocuos, se han caído gobiernos más conspicuos en el mundo. Hace unos años frente al televisor, con tono paternal, sinceramente dolido y convencido el Presidente Uribe dijo que era capaz de meter las manos al fuego por el recién acusado e investigado jefe del Das, Jorge Noguera. “Ese no es sino un buen muchacho” –sostuvo-; yo me he alojado en su casa, conozco a su esposa”. Al final de la defensa, estaba uno moquiando y arrepentido de haber tenido una mal pensamiento en contra de ese buen muchacho.

Pero a la postre, el lazarillo y buen samaritano, resultó acusado de suministrar información a grupos paramilitares de la Costa sobre la ubicación de sindicalistas que aparecían después muertos. También se vió acusado por alteración de cifras electorales que favorecieron al Presidente Uribe en el Magdalena Medio. Pero el escándalo no fue suficiente para que al gobierno lo sacudiera una leve brizna.

La noticia de los falsos positivos de Soacha, fue otra de esas falacias infames con las que oposición suele golpear al gobierno. Se empezaron a rumorar mucho tiempo atrás hasta que el peso de los hechos fue tan contundente que el gobierno tuvo que reconocerlos. El Presidente como Comandante en Jefe, por supuesto, quien había desatado una especie de fiebre entre las fuerzas armadas por los reconocimientos económicos y honoríficos, sacó el cuerpo olímpicamente y se desatendió del asunto, el cual endosó en su ministro de Defensa.

Otra vez, y de nuevo, el gobierno se mantuvo incólume, aunque el hecho fuera registrado internacionalmente como grave y lesivo contra los derechos humanos, propio de un régimen de terror, en contra de muchachos de extracción humilde. Fue suficiente la ofrenda de algunos oficiales en la Fuerzas Armadas en la pira del sacrificio que como chivos expiatorios purgaron la culpa.

Mientras los colombianos estamos expuestos a todos los riesgos de seguridad, el ministro de defensa opta por enviar a sus hijos a sus sitios de veraneo en helicópteros del Estado. Lo cual demuestra dos cosas: que la seguridad democrática es una cañazo y no garantiza ni siquiera que los hijos del ministro se puedan desplazar como cualquier parroquiano en chiva por las autopistas del país. Y dos: que no hay rubor, ni pudor ni vergüenza para gobernar y usar los recursos del Estado en beneficio personal.

Algún presidente gringo, por menos, sonrojado y lacrimoso, presentaría su renuncia frente a la televisión y de cara a toda la opinión pública. Las recientes y reincidentes chuzadas a teléfonos de miembros de la oposición, magistrados, periodistas, intelectuales, etc. son como pequeños “watergates”, recurrentes y de temporada que prácticamente se volvieron gajes del oficio del ejercicio de esta democracia. Pero aquí nadie pone la cara, a no ser funcionarios de medio pelo, de cuarto nivel y sin responsabilidad política en el gobierno.

Claro que el cinismo corre parejo, pues por lo lados de las Farc, se reconoció como suficiente razón para violar el derecho sagrado a la vida de los pueblos indígenas la condición de ser “informantes”. Son los hechos que refuerzan y otorgan miles de razones al país del sagrado corazón, de tendencia profundamente conservadora, autoritaria e hipócrita y que considera de muy mal gusto a la guerrilla o cualquier cosa que huela a izquierda.
*Docente Unillanos

martes, febrero 03, 2009

Perspectiva al otro lado de una bala

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Lo que pretenden las dictaduras básicamente es la imposición de una sola idea, la proclamación de un solo pensamiento y tienen su vecindad y fuente en el pensamiento dogmático y ecuménico de las religiones. En ese sentido, una y otra, la idea religiosa y las dictaduras políticas sacralizan su discurso, lo elevan a condición unanimidad y lo declaran incuestionable, siendo incapaces de admitir otros puntos de vista. Para quienes expresan otros puntos de vista, se enfila un batería pesada de epítetos tales como: infieles, blasfemos, terroristas. Son la clausura de entrada a considerar la opinión del otro mediante la negación y el insulto degradante.

Su filosofía de unión y amor al prójimo solo es prodigada a quienes adjurar de otras ideas y se someten con infantil devoción a la idea proclamada y exaltada como verdad lisa y redonda.

Albert Einstein descubrió hace tiempo que todo es relativo y que las cosas dependen del punto de vista desde el que nos hallemos. Es una lección de física moderna que no ha entrado al estrecho ángulo deliberativo de las atrofiadas y anquilosadas democracias latinoamericanas. Colombia, por ejemplo. Una cosa es estar encadenado a un palo, temiendo un sobrevuelo y una ráfaga de punto treinta, y otra muy distinta, andar en ambientes perfumados y trascendentes de las oficinas del alto gobierno perfectamente seguras y salvaguardadas en tira y aflojes sobre las políticas de acuerdo humanitario, apertura de diálogos y negociaciones de paz.

Sin embargo ha podido más la presión a los medios que hace el presidente Uribe, cuando no la captación abierta de alguna cadena radial y televisiva privada, -no lo diré para que los lectores lo descubran- o el uso desmedido de los medios de comunicación del Estado para dar y machacar con su política de guerra, denominada “política de seguridad” que ha eclipsado otros puntos de vista. El unanimismo servil de sus ministros, la renuncia de la mayoría legislativa del Congreso para deliberar sobre políticas de paz y acuerdo, y la omisión de los sectores económicos a abrir y convocar otros espacios de opinión, ha terminado por imponer una sola idea, cerrando el espacio al libre examen de múltiples puntos de vista y la deliberación de posiciones discordantes que nos permita construir acuerdos.

El ex gobernador del Meta, Alan Jara Urzola, trajo de su amargo y prolongado cautiverio otros puntos de vista:

1. La falta de inclusión social es una fuente para que la guerrilla y los ejércitos irregulares de este país se nutran de jóvenes.
2. La apuesta decidida del gobierno esta por la guerra y no por la paz y por encima de la integridad y vida de los colombianos.
3. La guerrilla no es un ente derrotado lo cual debe llevar a la búsqueda de soluciones negociadas.

Lo que trajo el ex gobernador del Meta a la opinión de país fue diversidad y variación de las ideas. En una y otra parte se ha dicho: lo que más conviene a la democracia es la diversidad ideológica y no el unanimismo. En palabras de Llinás: “la homogenización del pensamiento, a su vez, homogeniza la sociedad, perspectiva bastante sombría (…)" ya que la homogeneidad disminuye la variación, la cual es la clave de la supervivencia.

Finalmente, si la Constitución Política viene a representar una conciencia colectiva del pueblo de Colombia, el mandato que emana de ella a un presidente es garantizar lo que ella expresa de primera manera y de forma esencial: la prevalencia de la vida, y no de la guerra.
*Docente Unillanos

martes, enero 20, 2009

Reencauchando condones usados

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Para la fecha en que uno de los peores presidentes de los Estado Unidos tiene el decoro de bajarse del bush y hacer relevo de poder con el primer negro (medio negro) que será presidente de los EUA, para culminar una lucha de doscientos años por los derechos humanos y la igualdad de los seres humanos, tres presidentes en Latinoamérica se aferran al poder con argucias reeleccionistas: Uribe, Chávez y Correa.

Los dos primeros son alumnos aventajados y el tercero, Correa, es un idiota que los secunda bajo la férula indicativa de Chávez. Pero aún dentro de ellos, Uribe saca ventaja, por ser el más sincero a la hora de mentir. Habla con el corazón en la mano para perpetrar las afirmaciones más mendaces frente a un pueblo intonso e ignorante, y sabe callar, ocultar y sesgar los escándalos más procaces que han salpicado su gobierno.

A Chávez le queda difícil ocultar un corazón de chafarote, autoritario y rústico, pero ha sido hábil para cultivar alianzas en la región, y tal vez… tal vez… tenga un sentido de pueblo genuino. Pero no deja de ser un cultor de su propio ego, al igual que Uribe, y un silenciador de todas las opiniones que lo contradigan. La aspiración de ambos de crear un partido único o varios en convergencia a su persona, como ha sido el caso de Uribe, los pone en la senda de un unitarismo caduco y vencido en otras latitudes.

Uno al otro se refuerzan y se justifican en sus pretensiones reeleccionistas, y se autorizan mutuamente a ejercer la tiranía desde orillas diferentes, negando la posibilidad de crear genuinas democracias en Latinoamérica. Hablan sobre lo divino y lo terreno convencidos de beber el cáliz de la verdad. Mueven fichas, instigan elecciones y van convirtiendo las parcelas del Estado que había redistribuido el poder para un sano equilibrio, para volverlo único y afecto a su causa.

Niegan el principio de la alternancia en el poder como esencia de la democracia y adhieren a su persona los fines, principios y aspiraciones del Estado. Velada o abiertamente propalan la especie de que sin ellos, los fines, principios y aspiraciones de la Nación están amenazados y por lo tanto es imprescindible su perpetuidad en el poder.

Críticos acervos que hemos sido los latinoamericanos de los gringos, pero una vez más dan una lección de democracia, ungiendo un primer negro en la cúspide del poder, y relevando un gobierno arbitrario e ineficaz como el de Bush. Lo que no sabemos hacer aquí en Latinoamérica, remendando condones, cuando el sentido común y el buen gusto recomienda cambiarlos después de una buena o mala faena.


*Docente Unillanos






jueves, enero 08, 2009

Extirpación del cerebro sin anestesia

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

Sacar de la Presidencia del Polo Democrático Alternativo al ex magistrado Carlos Gaviria es como una extracción de cerebro sin anestesia. Es un descerebramiento. No sólo las calidades morales y personales de Gaviria lo hacen idóneo sino que su bagaje intelectual y académico le da la altura que necesita una izquierda democrática en consolidación en Colombia. No es cualquier lagaña de mico su trayectoria como docente y sus doctrinas expresadas en sentencias de la Corte Constitucional. Ha sido el alma liberal y librepensadora de este país godo y de tendencias fascistas.

Sin embargo ahora, algunos de sus copartidarios, lo quieren rematar en el ara de la próxima convención del Polo. El asunto se empezó a cocinar a raíz de la elección de nuevo Procurador, Alejandro Ordoñez Maldonado, ante la cual se opuso de manera enérgica Carlos Gaviria. Entre otros motivos, seguramente por los siguientes:

Cito al periodista Hernando Salazar:

  • Cuando ocupó la presidencia del Consejo de Estado, Ordoñez puso un crucifijo en el salón de las sesiones plenarias y quitó un oleo de Francisco de Paula Santander, un héroe de la independencia, conocido como "el hombre de las leyes".
  • Cuando la revista Soho se mofó en su portada de la Última Cena, el jurista denunció penalmente por injuria al director de la publicación. La causa judicial no prosperó.
  • Antes de que Ordóñez fuera elegido Procurador, Daniel Samper Ospina, lo señaló -citando recortes de prensa- de haber participado en una quema de libros ocurrida después de un asalto a una biblioteca pública en la ciudad de Bucaramanga, a mediados de 1982.
  • El episodio fue recordado por otros columnistas, pero Ordóñez nunca se refirió al caso.
  • Ordóñez ha adoptado posiciones que le han generado críticas, como su oposición a iniciativas como las que les reconocen igualdad de derechos a las parejas del mismo sexo.
  • Siendo consejero de Estado no quiso quitarle su investidura de congresista a un senador que firmó con los paramilitares de ultraderecha un pacto para "refundar" el país.”

Entre los que le han hecho gavilla para sacarlo, he leído con estupor se encuentran Gustavo Petro, Parmenio Cuéllar, Iván Moreno y el ex alcalde Lucho Garzón. Petro taimadamente ha tildado a Gaviria de representante de “sectarismo político y de padecer cierta enfermedad muy infantil de extremo-izquierdismo”. Enfermedad que el mismo padeció hasta hace poco tiempo, antes de que empezaran a anidar en su pecho las aspiraciones presidenciales. Refiriéndose a la convergencia que impulsa en contra del actual gobierno Ha expresado sin ponerse colorado: “Aquí caben hasta los uribistas”.


Leí hace poco lo siguiente, de Ricardo Coronado Sanginés, refiriéndose a la derechización de la izquierda en Latinoamérica:

“Es del dominio público el entrampe en el que se encuentra la izquierda en nuestro país, o por lo menos la fuerza política mas representativa de esta corriente ideológica; el problema de fondo no debería ser la diversidad de visiones y proyectos de país que convergen en ella, por el contrario este amplio espectro de matices podría convertirse en la ventaja comparativa de la izquierda en relación con la postura rígida y unipersonal de la derecha y sus representantes en el gobierno (…). Son innegables las posibilidades que ofrecería la construcción de consensos entre las múltiples posiciones, si en esencia, todos los tonos de izquierda tienen el objetivo de generar mejores condiciones de vida para los más desfavorecidos y al mismo tiempo tener un país en que todos estemos incluidos, llegar a concretar acuerdos es relativamente fácil”.

Se refiere a México, por supuesto, pero el caso es muy parecido al de Colombia. Sin embargo tiene una gran razón. Los acuerdos en la izquierda son fáciles si no priman las apetencias personales, las aspiraciones presidenciales de varios de los miembros del Polo que necesitan aceitar la maquinaria política y para la cual la claridad y pureza ideológica de Gaviria es un estorbo.


*Docente Unillanos