jueves, diciembre 09, 2010

Dice doña Salud

Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*
Como miembro de un especie de tour con pretensión humanitaria, del cual hacen parte una ex guerrillera, otra periodista holandesa, una más colombiana y la hermana de Tanja, Marloes Nijmeijer, dice por emisoras y altavoces doña Salud Hernández a las mujeres que hacen parte de la guerrilla: "¿A qué mujer le gustaría enviar a su hijo a la guerra?, ¿qué vida puede haber allá? Por eso está en sus manos cambiar ese futuro que está de este lado".

El primer pacto que hicieron las paseantes, fue no hacer de su campaña un “show” mediático, para que -¡No se crea!-, fueran los medios a tergiversar las cosas. Pero le pusieron nombre a la campaña: “Operación de mujer a mujer”, así, sin que tengan mucho que ver los hombres ahí y tal vez para abonar el matiz feminista que agrega puntos de justicia social, etc. Se hicieron la foto de rigor y doña Salud apareció al lado de sus compañeras con un aire de Meryl Streep en África Mía, Latinomérica Mía, Colombia Mía.

Su campaña desde “un lado”, es decir, un “este lado” donde haciendo uso de emisoras del Ejército, según ella, puede haber futuro, corre el riesgo de parecer inapropiada, superficial y mal fundada. En primer lugar, y quizás esto la excusa, la iniciativa no es de ella, sino la periodista holandesa Liduine Zumpolle. Mujer europea, algo tienen en común al fin. Sin embargo, emprender una campaña de estas “desde este lado” y no desde la neutralidad, puede llevar al resultado contrario de lo que se busca. Que las mujeres que hacen parte de la subversión, como si fuera una parte en ella de un ente articulado que se puede desmontar, no decidan hacerlo. Primero por lo infundado del odioso corte feminista del “mujer a mujer”, pues, lo que necesitamos es que hombres y mujeres dejen las armas.

Segundo, no sé si tenga en claro doña Salud, -seguramente menos la periodista holandesa- que para las mujeres pobres colombianas, la guerra (en cuerpo propio y en el de sus hijos, hermanos y compañeros) es una tragedia no escogida sino impuesta. Así que mal podrían ellas, que no escogieron entrar, puedan ahora salir. Así, como decide uno emprender un viaje, con algo de aventura y posibilidades de traer un souvenir que servirá de recordatorio del “voyage”.

Tercero, los elementos que configuran dejación de armas, no es el simple vencimiento o sometimiento de los otros, sino la eliminación de los factores sociales y económicos que determinan y originan la guerra. Una mujer pobre es víctima a través del reclutamiento que hace el Ejército, la guerrilla y el paramilarismo en sus hijos, hermanos y compañeros. Una mujer colombiana pobre, sin educación, sin salud ni empleo de los suyos le cuesta construir un futuro a “este lado” o en el “de allá” y resulta siendo víctima en ambos.

*Docente Unillanos

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