sábado, noviembre 06, 2010

Las lenguas viperinas


Por: Otto Gerardo Salazar Pérez*

La lengua tiene una función primordial que los lingüistas llaman referencial; el lenguaje tiene un carácter simbólico y representativo de una realidad y ese carácter pesa con mucha fuerza en la conciencia del hablante. Lo cual configura, precisamente, el engaño. Es decir, se asume que todo lo que nos revela el lenguaje, tiene una directa y necesaria relación con la realidad independiente del emisor o su intención. Así, una fuente bien prestigiada, por ejemplo, puede ser la fuente de mayor mentira, como lo fue y lo sigue siendo el ex presidente Uribe, el hombre más sincero para mentir. Y un emisor desprestigiado, decir verdades, como el pastorcito, así ya nadie crea sus verdades. Como el caso de Martha Leal y otros funcionarios del Das procesos por el caso de la chuzadas a magistrados y opositores del régimen.

El presidente Uribe no sólo tuvo una relación anti referencial con el lenguaje, sino que fue una voz cantante y sonante del insulto a través de la grabación puesta al aire donde amenazaba a uno de sus subalternos: “me tiene muy verraco y le doy en la cara, marica”.

Igual, tenía una lengua que no descansaba -ni descansa ahora con miras a la Alcaldía de Bogotá- para sembrar el rumor, la inquina, inocular el malestar, meter la duda, regañar, desprestigiar y condenar con falsos apelativos. Con actitud desbordada se pronunciaba en consejos comunitarios que hacía trasmitir en vivo por el canal institucional en lo que han caracterizado los lingüistas como abuso de poder configurado en el acceso privilegiado al discurso público. Sus exponentes supinos de esta práctica, Francisco Santos y Obdulio Gaviria, enfrentan un proceso ante la justicia por una difamación semejante en contra de unos sindicalistas del Valle. Se han excusado reiteradamente a través de sus apoderados de rendir declaratoria, aduciendo inseguridad; la misma en la que no pensaron cuando condenaron con sus lenguas a quienes difieren de su dogma político.

El ejemplo más palpable de cómo ha cundido el mal y que permite medir el clima de opinión nacional, lo constituyen los foros de opinión de los diversos medios escritos del país. Establecidos para generar la expresión del lector y configurar espacios para el debate, se han convertido en cloacas para el insulto y el ultraje verbal de energúmenos.

Recién leía a alguien sensato expresarse en un foro de esos: “Basta echar una mirada a los incontables foros de internet para tomarle el pulso al triste estado de las cosas: demasiados lectores no entienden lo que leen. Curiosamente (o tal vez no tanto), los comentaristas que menos comprensión demuestran son los que con más dedicación insultan; los comentaristas que más insultan, por la misma lógica, son los que peor escriben. Y esto ocurre siempre: no hay excepciones a esta regla. Los comentaristas de una columna cualquiera, de la posición política que sea, tienen una capacidad extraordinaria para encontrar en el texto lo que quieren encontrar, aun si el columnista no lo ha dicho ni por asomo; el texto, para ellos, es un trampolín desde el cual ventilar sus resentimientos, sus frustraciones, sus manías.”

*Docente Unillanos

1 comentario:

Nestor dijo...

LEY vs CULTURA, me gusta este artículo porque coincido con el autor sobre la misma pregunta, y posiblemente ambos sepamos la respuesta, pero mientras quienes les corresponde no pongan en práctica lo que debe ser y lo que debe hacerse, ni él ni yo podremos hacer que lo que sucede cambie. Como pedagogos nos corresponde seguir enseñando.