martes, febrero 24, 2015

Matoneo vaginal


He asumido como norma de conducta no consumir productos cuya fuente de promoción para acelerar la compra sea el miedo o la roída amenaza. Así, por ejemplo, los jabones antibacteriales que me ofrece la publicidad, mostrándome las manos un niño normal bajo los efectos de una lentilla que hace evidente la presencia de bacterias en la manos del menor, me parece odiosa, insidiosa y cabrona.

¿Esperará el productor de jabones que manda a hacer la pauta a los mercenarios de la publicidad, que producto del desagrado o el miedo a la infestación bacteriana de los niños, producirán la decisión de compra de su jabón?

¿O esperan los vendedores de seguros que creeré que el miedo a lo inevitable e imprevisible de los eventos me ponga a salvo de las contingencias de la vida y de esa manera llenar sus arcas, que ante reclamaciones, ponen en evidencia cláusulas de excepción en letra menuda?

Si el matoneo, o bulling para los anglófilos, es el acoso y hostigamiento mediante la amenaza que genera maltrato psicológico en forma reiterada, este tipo de publicidad se base en ello, en el matoneo publicitario de grandes empresas contra la grandes masas de consumidores.

De unos meses para acá se despacharon contra la íntima, tranquila y discreta vagina: la de las abuelas, de las hermanas, de las novias y parejas porque de forma insidiosa se ha dado a la emisión constante de publicidad para casos clínicos como si fueran parte del paisaje de normalidad con el fin de que se disparar la venta de sus productos.

La idea que venden estos corsarios es que se preocupan por nosotros, por nuestra seguridad, salud y bienestar, cuando lo que realmente hacen es exacerbar y compelir la necesidad ficticia -creada hábilmente por la instalación paradigmática de los mensajes publicitarios reiterados- para inducir la compra, la transacción, de las cuales derivan su metal. Mentiras repetidas a diario que logran estatuto de verdad en las mentes sin discurso para resistirlas. 

No hay comentarios.: