jueves, enero 05, 2012

La herencia de Franco

De calamidad silenciosa puede ser calificada la gestión como alcalde de Villavicencio de Raúl Franco. Para el liberalismo del Meta y para la gestión de la ciudad. En primer lugar, Franco falló en posibilidad de dejar un sucesor en su silla ante un escogencia de candidatura que pareció de aposta para favorecer a los candidatos contrarios. Un muchacho escuálido y sin carisma que más parecía clamar por un tratamiento de ortodoncia que por el fervor popular de una ciudad tradicionalmente liberal. Luis Alfredo Arias.
Fue como haber lanzado un ternero arrebiatado a competir con dos tigres cebados: uno del partido de la U, y el otro del partido conservador. Dos pesos pesados de la política local, apadrinados por caciques tradicionales como Luis Carlos Torres, en el caso de Juan sin Miedo o amacizados con la veteranía de Alan Jara.
La pérdida de la alcaldía, a la larga, cobrará también la credencial de Hugo Velásquez en la Cámara de Representantes, que es buena carta para la región en el Congreso.
A nivel de la ciudad, esta quedó igual o peor. Dos huecos oscuros y malolientes que prometió subsanar, donde funcionaron las plazas de mercado, quedaron tal cual. La inseguridad aumentó, las calles se deterioraron, dejó obras inconclusas y en los últimos meses rompió índices de popularidad negativa ante medidas inconsultas e inconsistentes.
Es lo que suele pasar cuando se ganan las alcaldías, no por mérito propio, sino por expresión ciudadana de rechazo a otras candidaturas, tal como sucedió hace tres años.

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